Hay personas que en la calle comentan las cosas más terribles sobre las actividades sospechosamente ilegales que realiza el autoproclamado y su grupo de “Rovoluntad Impopular”. Andan haciendo desastres y locuras con los recursos que tiene la nación venezolana en el exterior y que han sido bloqueados y asaltados por una especie de combinación perversa entre el imperialismo estadounidense y un ilegal gobierno interino paralelo y que solo existe en oficinas ubicadas en la virtualidad.
Sus políticas gubernamentales están en un maletín y en las redes sociales, pero tiene la extraña fuerza de ser reconocido por un puñado de gobiernos de la derecha internacional que saben el ilegal estatus político de un supuesto presidente encargado que no tiene ni estructura administrativa ni apoyo del sector militar ni tampoco tiene pueblo que lo respalde, y lo peor de todo, sin haber participado en un proceso electoral presidencial y con la fantasiosa invención política de auto considerarse diputado permanente por continuidad administrativa.
Es importante recordar el total apoyo financiero que hizo la administración Trump, de haberle entregado a este grupo opositor más de 500 millones de dólares para promover las guarimbas y todas las actividades golpistas con el único fin de sacar a Maduro del poder. Hasta ahora no lo han logrado, pero con este ilegal injerencismo se ha aprovechado toda una camada de políticos que se volvieron en poco tiempo en grandes supermillonarios.
Por allí hay un informe de la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (Usaid) en la que admiten la entrega de 467 millones de dólares y que solo en un año el autoproclamado y su grupo, recibieron 128 millones de dólares en ayuda humanitaria.
Y ahora en el colmo del cinismo y el descaro están presentando para su aprobación un presupuesto por más de 53 millones de dólares, para que sea aprobado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos, utilizando el dinero de las y los venezolanos para conspirar contra la institucionalidad democrática.
El colmo son los tremendos sueldos en dólares que les están pagando a una “burocracia virtual”: magistrados, embajadores y representantes personales.
Politólogo.
