En cualquier lugar del mundo y en todos los momentos de su existencia, la política en su accionar siempre presenta sus mensajes y simbologías de acuerdo al contexto histórico-territorial en la cual se desarrolla y estos se convierten en uno de los grandes y complejos desafíos teórico-reflexivos por las cuales deben pasar los políticos para procesar información e interpretar de manera más adecuada y cercana a la realidad social en donde se mueven, con una tarea fundamental para las y los políticos que les interesa saber “lo que quiere la gente” y escuchar con el menor ruido posible lo que están diciendo las mayorías silenciosas, pero que a veces gritan con mucha fuerza y que lamentablemente representan a una de las frases favoritas utilizadas por los demagogos: “hay que escuchar la voz del pueblo… ya que el pueblo nunca se equivoca”.
El 26 de enero del 2022 pasará a la historia política venezolana como el día de la soberana derrota que se auto infligieron los más radicales antimaduristas, con el triste papel de unos ambiguos y dubitativos promotores de una activación de un referendo revocatorio presidencial, en el que llamaron a la población venezolana a que asistiera masivamente a firmar sus voluntades, porque era la oportunidad para “derrocar a la dictadura”, pero que en paralelo le dijeron a su gente que no asistieran a ninguno los 1.200 centros de recolección de firmas, ya que era imposible recolectar más de 4 millones de voluntades en “apenas 12 horas”.
Y en éste punto la población venezolana les hizo “un llamado de atención” a los flamantes promotores de la activación del referendo revocatorio presidencial. Dado que los dirigentes opositores repiten y repiten que todas las encuestas de opinión desde hace mucho tiempo “dicen” que el 90% de la población rechaza al gobierno y quiere salir de Maduro… ¿por qué no salieron grandes multitudes a firmar la activación del revocatorio? ¿Por qué de ese supuesto 90% de antimadurismo, solo acudió el 1%?
Es definitivo, las y los políticos deben escuchar de verdad la voz del pueblo, que desea la paz y el progreso para las inmensas mayorías. Está pidiendo un paréntesis electoral hasta el año 2024 y que eso permita que se den las condiciones para la reanudación de los diálogos políticos.
Politólogo