En el mundo político venezolano han llamado muchísimo la atención los diversos comentarios emitidos por un dirigente opositor, cuando aseguró de manera reflexiva que la oposición política venezolana “debería reconocer que se ha equivocado”. Esas palabras son muy significativas, ya que una de las principales y supuestas características esenciales del sector opositor venezolano hasta ahora había vendido la idea de que las y los opositores son seres políticamente perfectos y por lo tanto nunca se han equivocado, es decir, que una de las propagandas políticas favoritas de la oposición, es utilizar el siguiente slogan: “aquí en Venezuela, los únicos políticos que viven equivocándose son los chavistas”.
Sin embargo, es importante destacar que el dirigente político de la oposición en presunto acto de honestidad reconoció que definitivamente las y los políticos de oposición “no son perfectos” y para mayor seña, es un ex diputado de aquella conspiradora Asamblea Nacional (2015–2020) y que un día lo estaban esperando en el Poder Legislativo, ya que era de la junta directiva para presidir con dos diputados más de ese momento, una reunión entre parlamentarios.
¿Y qué fue lo que sucedió?, que el susodicho diputado no apareció para cumplir con sus obligaciones, pero la gran sorpresa fue que este exparlamentario apareció “mágicamente” por las pantallas de la televisión. Lo vieron nada más y nada menos que sentado en los asientos más costosos, que están ubicados en lugar preferencial de la tribuna, en un estadio de beisbol de las Grandes Ligas (EEUU) presenciando un juego de pelota dándole prioridad sobre los asuntos políticos del país. Y uno se hace una pequeña pregunta: ¿Cuánto costó el viaje en avión de ida y vuelta, la entrada al juego de Grandes Ligas, hotel, comidas, bebidas y traslados internos?
Ahora, este superfanático del beisbol estadounidense dice que la oposición política venezolana “no es una alternativa” y debe dejar de hacer política en las redes sociales y salir de Caracas sin necesidad de esperar la campaña electoral.
Eso significa que se les cayó el mito de la infalibilidad de los políticos de oposición, como el mito de “la radical honestidad” con el caso de la empresa Monómeros.
