22 de noviembre de 2024 4:47 AM

Oscar Arnal: Momento de inflexión

A lo largo de estos 22 años se han producido profundos cambios para mal, muchos especialmente cosméticos. El caso de Venezuela se parece al de una mujer que fue a una cirugía facial, y le desfiguraron los ojos, la nariz y los labios.

El Nacional / oscar.arnaln@gmail.com

En los alrededores de la Plaza Venezuela, en el Paseo Colón, derribaron la estatua del almirante genovés y montaron la de un grupo de indígenas, como si el nombre de Colombia no lo hubiera escogido el Libertador, para distinguir en su gran obra de unificación de forma merecida al navegante. Se cambió el Escudo Nacional y ahora el caballo mira hacia la izquierda, la bandera ahora tiene 8 estrellas, cambiaron también el nombre del Ávila, el de la autopista Francisco Fajardo, el de la propia República, y mejor paremos de contar. Con relación al nombre de Venezuela, para solo entrar en alguno, nada original. Ya teníamos el estado Bolívar con el nombre propio del Libertador, miles de calles, plazas y municipios tienen el homónimo en Venezuela y en el mundo, la hermana República de Bolivia lo adoptó en honor al padre de la patria (Bolivia por Bolívar) ¿Qué hay de nuevo entonces? ¿Cuál es el aporte? Propaganda política e ideologización perversa…

La historiografía patria la han transformado y hasta mancillado. En los libros escolares que han sido mal editados, la vida nacional se divide en antes y después de Chávez, a quien describen como el nuevo Jesucristo. En la llamada “Colección Bolivariana” lo que sucede a partir del finado de Sabaneta se encuentra a todo color, mientras todo lo anterior está en blanco y negro. En la Academia Militar se hace lo mismo, adoctrinando a los cadetes y futuros oficiales. Los valores fundacionales de la República establecidos en la Constitución de libertad, independencia de poderes, alternancia, democracia, pluralismo y subordinación al poder civil electo se traicionaron.

En temas estructurales según el último estudio Encovi de la UCAB la pobreza alcanzó a 94,5% de la población, y la extrema llegó al 76,6%. Ha crecido la pobreza desde que llegó el régimen 46%. Con la “Agenda Venezuela” del presidente Caldera la pobreza se había reducido 20%. Desde 2014 el PIB real muestra una disminución acumulada de 74%. El tamaño de nuestra población se ha reducido a 28,7 millones, con un insólito crecimiento negativo en el último quinquenio. Desde 2015 han salido más de 5 millones de venezolanos. 3 de cada 5 envían ayuda o dinero a su familia de origen. La tasa de mortalidad infantil ha retrocedido a la de hace 30 años (25,7 por 1.000). Hay una pérdida de casi 3 años en la esperanza de vida. En el último año debido a la pandemia 90% de la educación fue a distancia, en un país donde la conexión a Internet es de las peores del mundo. A partir de 2014 el empleo formal se ha reducido en 21,8%. Hoy solo 40% de los ocupados lo están de manera formal. En 2021, 67,1% de las mujeres están inactivas económicamente. A partir de los 55 años de edad solo 1 de cada 4 mujeres está activa. Hoy uno de cada 2 trabajadores está autoempleado. Del sector público solo 4% no está en pobreza. Nadie en Venezuela puede vivir con un sueldo público. Las cajas de comida CLAP como mecanismo de control social llegan a 86% de la población, aunque hay muchas quejas por su calidad, cantidad y frecuencia de entrega. La otra medida similar son los bonos que alcanzan a 62% de la población, que también lamenta sus montos insignificantes. Sería mucho más coherente que la población ganara lo suficiente, antes de sobrevivir a costa de una bolsa subsidiada, entregada por el régimen. Las otras “misiones” y las llamadas “grandes misiones” desaparecieron. En el último año el estrato más pobre redujo en 13,3% el gasto en alimentos.

Ante un panorama tan desolador, cada día cuenta. ¿Podrá nuestra población, por más que se apañe, aguantar los tres años que quedarían para unas elecciones presidenciales? ¿De continuar el régimen cómo llegaríamos a enero de 2025? ¿Valdrá la pena intentar el revocatorio para ponerle fin a la tragedia este mismo año? La presión en esta dirección le hace mucho daño a Maduro. Mientras más cuerpo agarra el revocatorio más se pone contra las cuerdas al susodicho. Maduro al parar el revocatorio estará dejando a la vista su miedo a que el pueblo se exprese, estará cercenando la voluntad popular y a la vez violando la Constitución ineficaz que nos dejó Chávez. Será el momento de mayor inflexión y la bomba de tiempo de la presión popular podría explotar y liberar a los venezolanos.

Share this post:

Noticias Recientes

El Espectador de Caracas, Noticias, política, Sucesos en Venezuela