“La crisis consiste justamente en que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer”. Antonio Gramsci
De que la universidad venezolana vive una hora crítica no debería haber de parte de nadie ninguna duda. La hipoxia presupuestaria ha caracterizado desde hace ya una década el funcionamiento de la UCV, a lo que debemos sumarle la pandemia y especialmente la estrepitosa caída de la matrícula, disminuida a poco más de 20.000 estudiantes.
Las universidades se han vaciado y se van quedando solas. Los jóvenes que podrían caminarla echaron su andar hacia otras latitudes foráneas o han debido por necesidad trabajar, para contribuir al sostén de la carga familiar.
La universidad privada también ha sido afectada. Me comentaba el rector de una de ellas que le había tocado abrir un curso con un solo alumno y otra de esas universidades tuvo que dejar de ofertar en posgrado porque no hubo demanda.
El país empobrecido no economizó a nadie y el entorno educativo, pálido, desencajado, famélico, es una prueba evidente del fiasco que significa una gestión de política económica que nos arruinó, como con todo lo hizo, la revolución de los fracasos.
Para sostenerse en el trance del déficit estructural en que se no condenó, el régimen ha centralizado las finanzas en torno a la figura de la vicepresidencia y la plataforma Patria y desconocido la legislación laboral y los compromisos con el sector.
De un porrazo desaparecieron las obligaciones producto de las contrataciones y convenciones colectivas, la Onapre esfumó los asientos contables y desmaterializó los derechos económicos del personal educacional, maestros y profesores universitarios y solo se atiende lo más elemental del salario, pago de vacaciones y de fin de año.
El resultado está a la vista; la asfixia de los educadores y el descalabro del sistema educativo, colapsado en sus actores docentes y un visible abandono de los estudiantes. Los números oficiales confirman lo que vengo afirmando.
La universidad fue, como entidad autónoma y referente académico, simplemente soslayada. Se dejó de considerar su proyecto presupuestario y se le despojó incluso del manejo del aporte fiscal correspondiente para, a cuentagotas y de manera irrespetuosa, privársele de su administración. La UCV desde entonces exhibe una penosa anemia económica y financiera que la ha postrado.
De su lado, en lo interno, la administración de los recursos propios de la universidad pareciera que arrojan números angustiantes. Las cuentas han mermado peligrosamente y la opacidad tampoco ha permitido hacerse una idea clara y un juicio asentado y válido. Es menester examinar ese aspecto apenas lleguemos a las oficinas como nuevas autoridades.
Las regulaciones endógenas, como aquellas exógenas que el país conoce, han reducido y enervado la generación de ingresos por actividades que las escuelas y facultades pudieran estar realizando para producir y esa faena debe acometerse como una de las principales tareas de una universidad que no ha ingresado en el siglo XXI y que no contó con un liderazgo capaz de presentarle soluciones a toda esa problemática. Innovamos o seguiremos muriéndonos. Así de claro.
Resumiendo, diremos además que hay que desregular, revisar digo, todo ese tupido manojo de normas que no solo no han controlado eficientemente, sino que obstaculizan la necesaria apertura en el mercado nacional e internacional, por vía de extensión, pero, igualmente de investigación, que tanta falta hacen ahora. No es un delito forjar ingresos propios y el gobierno debe apreciarlo en positivo.
Una universidad productiva, creativa, audaz, solo es posible si coloca en los mandos a otro equipo, no vinculado a la gerencia de todos estos años pasados y que, como se hace evidente, no pudo, no supo y no querría hacerlo distinto. Son ellos los que quieren sin embargo permanecer o devenir en autoridades nuevamente. La oferta es el continuismo.
Otra voluntad, con otro programa, con sapiencia y novedad, representará en esta próxima elección del 30 de junio el componente de “Activados por la U”. Yo agregaría, como una virtud a no menospreciar, que ese grupo que ya ganó en la primera vuelta es el único unido, con programa compartido y previamente discutido y aprobado entre ellos, lo cual puede y debe suponer que llegarán para hacer y no para ver quiénes son y en qué piensa cada uno.
Queremos darle a la UCV sustentabilidad económica y financiera y para eso tenemos que auditar y evaluar lo que hubo y lo que hay. Establecer una administración automatizada en la gestión corriente y a la vista de todos, transparente, eficiente y responsable.
Que vuele el conocimiento en procura de alianzas, acuerdos, convenciones, dentro y fuera para no solo producir sino para revisar el modelo curricular y hacerlo más proclive a dotar de competencias para el trabajo. Saltar hacia la puesta en práctica de una cultura de la digitalización y la ordenación del saber tecnológico porque no podemos seguir atrasándonos. Encontrar el camino que se ha perdido hacia el siglo XXI.
La investigación es el instrumento. No solo de los docentes ni de los que son llamados a profundizar y elaborar para lograr productos útiles, sino también los estudiantes que se sienten aburridos a ratos y que hay que estimular para que se convenzan y se persuadan de que vale la pena el esfuerzo.
Cambiar las cosas, sin miedo, pero sin temeridades. Con tanta humildad como para oír lo suficiente, pero, deliberando, tomando decisiones y avanzando. Un liderazgo que solo ha mostrado en la praxis caracteres irresolutos no lo aguanta más la UCV y esa amenaza está compitiendo, fíjense bien, por favor.
Finalmente, unas palabras a los jubilados, muchos de los cuales aún pueden ayudarnos y debemos aprovechar su disposición pagándoles su concurso y valorándolos por su dedicación. El envión requerirá de sus aportes.
A los trabajadores, a los empleados, ofrecerles seguridad y oportunidades de progreso y movilidad dentro de la corporación y de la sociedad que los mirará crecer y evolucionar.
Conciudadano universitario y ucevista, resumo nuestra propuesta en el servicio a la gente, a la juventud que nos necesita y al país que hay que guiar y rendirle cuentas. Sustentabilidad económica y financiera como antes dijimos, social y del ambiente, para el homo actualis, una nueva y más digna cosmovisión es y será nuestro compromiso. A mayor abundamiento, www.activadosporlau.org
Atentamente,
Nelson Chitty La Roche
@nelson_chitty
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