Condenan a mujer por no acusar a sacerdote

El gobierno de Daniel Ortega la presionó para que acusara al religioso de “violencia física” en su contra en lo que ella siempre sostuvo que fue un accidente.

En la Cárcel de Mujeres de Granada, a unos 40 kilómetros de Managua, pasa sus días Martha Candelaria Rivas, una mujer condenada a cinco años de prisión por la justicia que controla Daniel Ortega, en un enrevesado capítulo de la persecución que religiosa que el régimen nicaragüense mantiene contra la iglesia católica.

Rivas fue condenada por el delito de “falso testimonio en perjuicio de la administración de justicia del Estado de Nicaragua” luego que se negara a acusar al sacerdote Manuel García Rodríguez por “violencia física contra una mujer”.

Rivas, de 45 años, madre de dos adolescentes, lleva más de 500 días en esa cárcel. Ella es una mujer humilde, ajena a la política de su país. Sin embargo, el Mecanismo de Reconocimiento de Personas Presas Políticas la considera una de las 17 mujeres que el régimen de Daniel Ortega mantiene en prisión por razones políticas.

Su drama comenzó la tarde del 30 de mayo de 2022, cuando junto a sus hijos decidió visitar al sacerdote Manuel García Rodríguez, párroco de la iglesia Jesús de Nazareno, en Nandaime, con quien mantenía una amistad que luego definiría como “una amistad íntima”.

Durante la visita, según Rivas, comerían, tomaron unos tragos de ron y discutieron cuando la mujer revisó unos mensajes del teléfono celular del sacerdote. Al retirarse del lugar, según el testimonio de Rivas, el sacerdote le habría dado un golpe con un candado al virarse mientras ella estaba detrás.

“Cuando ya nos íbamos (de la parroquia) él venía adelante, yo atrás, él llevaba el candado en la mano izquierda, me iba criticando que llegué solo a reclamarle y tiró el brazo sin recordar que iba atrás y me dio”, explicó en un video grabado por medios oficialistas.

Una hija de la mujer salió a buscar ayudada. Avisada del incidente, una turba de simpatizantes del régimen rodeó la iglesia y con gritos de “¡Asesino! ¡Asesino!” amenazaba con entrar, según se puede ver en un video divulgado por los mismos sitiadores. Desde la parroquia, el sacerdote blandió un machete y retó a la muchedumbre furiosa que entrara.

Martha Candelaria Rivas nunca acusó al sacerdote. Sin embargo, tanto la Policía, la Fiscalía y los medios de comunicación afines al gobierno la presentaron como víctima y la presionaron para que formalizara la acusación.

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