Miku Fedor vive un dulce momento en el Deportivo de La Coruña español a sus 36 años y no cierra la puerta a vestir nuevamente la camiseta de la selección de su país, Venezuela, que defendió en 51 ocasiones con 11 goles, y que no se enfunda desde septiembre de 2015, hace más de seis años.
Por: El Espectador de Caracas / EFE
En una entrevista con Efe, el delantero reconoce que a día de hoy aun no sabe por qué dejó de entrar en los planes de la Vinotinto y desea la llegada al banquillo del argentino José Pekerman u otro técnico de su perfil.
«No cierro la puerta de la selección. Yo no renuncié a ella. En su día, firmé una carta de una convocatoria (de la selección) en la que yo no estaba. El actual capitán de la selección (Tomás Rincón) me mandó un mensaje y me pidió que estuviera mi firma por lo que representaba, por la jerarquía o por el compromiso que tenía con la selección, y yo de ‘gafo’ (bobo) le hice caso», recuerda.
«En la carta», explica, «decía que no íbamos a volver a la selección mientras estuviera la directiva que había hablado mal de los jugadores y no se había centrado en lo deportivo».
«Y, paradójicamente, me pasó factura a mí y a otros dos jugadores que más nunca volvimos a la selección y nunca entendimos por qué. Pasan los años y el tiempo se encargará de demostrar cómo es la gente. Yo estoy tranquilo y esa directiva ya no está», señala.
Es tiempo de cambio en la selección de Venezuela, ya sin opciones de clasificarse para el Mundial, de Catar 2022, y Miku, que atraviesa un buen momento personal en el Deportivo, abraza esa nueva era que se abre en la Vinotinto.
«Empieza todo de cero y ojalá también el entrenador nuevo pueda observar (la opción de llevarle), porque yo veo que Brasil sigue llevando a Thiago Silva con 37 años; Dani Alves vuelve al Barça con 38 pensando en jugar en el Mundial, en otras selecciones hay jugadores también de mi edad…», repasa.
Miku se ofrece a la selección: «Obviamente, no digo que me tengan que llevar, pero la posibilidad está. Mientras uno esté vivo, es seleccionable. Luego, que el entrenador decida».
Uno de los nombres que han sido relacionados con la selección venezolana es el argentino José Pekerman.
«Ojalá venga un entrenador de ese estilo, con esa filosofía, un entrenador ganador. Conozco a compañeros de otras selecciones que lo han tenido y solo hay palabras positivas acerca de él, un entrenador que no se va a casar con nadie, que no le debe ningún favor a nadie de la Federación ni a ningún representante de jugadores, un entrenador que ve el rendimiento», afirma.
Sea Pekerman u otro, Miku pide que «se deje la vida por conseguir ese sueño» que todos los venezolanos anhelan, el de estar en un Mundial. El de Qatar ya se ha escapado.
«Hay que tomarlo ya como una reconstrucción y desde fuera no puedo opinar porque al final nunca sabes realmente lo que pasa», afirma al hablar de la situación del equipo nacional, colista en Sudamérica con solo dos victorias y un empate en catorce partidos de clasificación para el Mundial.
No haber estado nunca en esa cita internacional (es la única selección de la Conmebol que no lo ha logrado) es, en opinión de Miku, una losa para el fútbol venezolano y por eso el delantero «saca pecho» al hablar de su carrera, porque cree que, a nivel internacional, los jugadores de este país caribeño tienen menos cartel y deben derribar más barreras.
«Por desgracia, los venezolanos tenemos que hacer el doble o el triple que otra nacionalidad sudamericana para que se nos reconozca. En ese sentido es muy duro y es difícil. Te hablan de un chico argentino, brasileño, países con más tradición futbolística o con otra historia, y ya se presupone que es bueno, y el venezolano tiene que demostrarlo», advierte.
Pone un ejemplo: «En mi año del Getafe, metí doce o trece goles y para la prensa especializada fue un año normal. Un jugador que estaba en el Barça, chileno (Alexis Sánchez), hizo once, el suyo era un pedazo de año y valía 80 millones. Claro, lo hizo en el Barça, por supuesto, pero bueno también creo que ganaba los partidos 5-0 y remataba a portería muchas más veces».
«A nivel de efectividad, creo que chuté 25 veces y metí 12 o 13. De cada dos, uno para dentro. También le pasó a Salomón (Rondón). Con 20 años, la rompió en el Málaga dos años seguidos y yo esperaba que él diera un salto a un equipo gigantesco y tuvo que ir a Rusia. Entonces dices, bueno qué nos falta, yo creo que el pasito final, que es el Mundial. Eso abrirá el espectro de todos», asegura.
Feliz en Galicia, de Venezuela, Miku echa de menos «una lista gigantesca» de cosas: su casa, Caracas, ver el Ávila todas las mañanas, la playa de Los Roques, las arepas, las empanadas, la gente y sus amigos. «La verdad es que extraño muchísimas cosas», señala con nostalgia.