La expresión ¡Soñar no cuesta nada! es, tal vez, una de las más usadas en la conversaciones diarias, en algunos casos, incluso, con ironía, a pesar de que etimológicamente pareciera referirse a un acontecimiento que “lo más probable es que ocurra”. Ello, por tanto, en el mundo de lo relativamente posible.
Asumamos que en la Unión Europea se analice una moción de Josep Borrell, de encomendar a Angela Merkel una metodología para que Venezuela, Nicaragua, Cuba y El Salvador puedan gobernarse democráticamente, lo cual supone la soberanía del pueblo para elegir gobernantes, separación de poderes y control reciproco entre ellos. Por supuesto, un gobierno fuerte para un programa económico inclusivo garante de un bienestar socialmente equilibrado, así como para resolver las falencias que afectan materializar logros como en los países avanzados. Todo delineado en un Pacto Social Constitucional. Recordemos que doña Angela se desempeñó, hasta bien reciente, como canciller de Alemania, país que pasaría a ser gobernado por la socialdemocracia de Willy Brandt, uno de los fundadores de la Internacional Socialista.
El representante de Portugal alega conocer la problemática de los 4 países desde la Colonia, por lo que apoya la idea. Pero el de Francia plantea que ha de acordarse que Merkel visite los países para constatar “in situ” las causas de la calamidad y a lo largo de la historia. Algo similar a Alexis de Tocqueville, el enviado de Francia a Estados Unidos, por supuesto, advertida de que fue a constatar el progreso para explicarlo a los franceses. Merkel lo opuesto. Una diferencia acota Federica Mogherini, por Italia en la UE.
La bella Federica arguye que en el libro Democracia en América se expresa que las consecuencias políticas favorables encuentran su branca en la “ley de leyes” y el “principio de soberanía”, potestad con respecto a la cual cada individuo tiene una porción igual. Por tanto, buscará respetar a la sociedad y a sus diferentes uniones: el municipio, el condado y el Estado, pautas útiles para sí mismo y necesaria para regularse. Se percibe una centralización gubernamental que se manifiesta en la propia sociedad, pues los americanos “obedecen a “la justicia o a la ley, no a un hombre”, siendo la acción de fuerzas individuales la que se conjunta con las sociales. No creo que la excanciller regrese con igual apreciación, alerta Federica, graduada en Ciencias Políticas en Roma.
Ernesto Santos, canciller de Portugal, lamenta que Margaret Thatcher haya muerto, pues, además de haber impedido que Inglaterra dejara la UE, sería una excelente compañera de Angela Merkel. Superarían el trabajo de Tocqueville, a quien le resultó mucho más fácil por tratarse de rendir cuenta de Estados Unidos. A la inglesa y a la alemana quizás le entusiasme analizar la situación de Centro, América Latina y El Caribe. Uno de los dilemas a confrontar, entre otros, en qué sentido la Colonia española y portuguesa son responsables del atraso pandémico que afecta a los países colonizados, refutado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, pues los colonizadores llevaron “la civilización a América”, cuestionando al papa Francisco y al presidente de México, quien tiene a los aztecas midiendo cada mohín.
Se plantea la misiva del canciller de Noruega, a petición de Dan Nylander, referido al diálogo con respecto a “la hecatombe de Venezuela”, condicionado por el mandatario venezolano al reconocimiento de su legitimidad, a la abrogación de medidas financieras ilegalmente establecidas y la renuncia a planes violentos, incluyendo golpes de Estado. Se cuestiona que Noruega no es miembro de la Unión, lo cual aclara “Dan” argumentando que “el país de los vikingos” por participar en el Espacio Económico Europeo está legitimado para el análisis. Lo más determinante, además, es que si alternativas se demandan es, precisamente, en Caracas. Ha de ser, entonces, examinada por Merkel.
La última, informada oficiosamente de la encomienda, se reúne con el socialdemócrata Olaf Scholz, recién electo y Armin Laschet, quien no corriera con la misma suerte. Scholz expresa que se encontrará con un elenco de confusiones en las cuales está inmersa la región. Para el historiador Lorenzo Meyer el proceso de independencia de México fue insólito, el correísmo se recompone en Ecuador y para Carlos Alberto Montaner, Colombia está en peligro. Laschet acota con respecto a las democracias de papel y al golpe de Estado, que se genera para apropiarse del poder, pero también, a fin de mantenerse en él. Lamentablemente desdibujado del rol histórico de producirse para estatuir la democracia. Pero Angela plantea la posibilidad de “las democracias deliberativas”, aconsejada por Fernando Carrillo, ex procurador general de Colombia, ya que “las instituciones políticas, por cuenta de un ejercicio clientelar, muestran hoy una gran incapacidad de representación”, lo cual demanda “encaminar el descontento por la vía del diálogo hacia acuerdos sociales en un proceso de construcción colectiva de la ciudadanía”.
Esta apreciación a juicio de Scholz contrasta con la realidad denunciada por Beatrice Rangel, reveladora de que hoy “solo 26 son democracias estables, 56 defectuosas, 35 híbridos y 57 regímenes autoritarios”. En el ambiente pareciera vibrar la pregunta de “si la democracia estaría por finalizar”.
El trío alemán concluye que la tarea para Merkel no tiene sentido.
Y ella así lo asume.
Entonces, tal vez, sea verídico que “Soñar no cuesta nada”, particularmente para las mentes intranquilas que ven perder a su patria.