La descomposición de los cadáveres humanos es universal, tanto da si el cuerpo se degrada en un clima templado o árido o si lo hace en invierno o verano: una red universal de microbios se encarga de descomponer los cadáveres, un hallazgo que podría ayudar a los forenses.
Esta es la principal conclusión de un estudio publicado este lunes en la revista Nature Microbiology y realizado por un equipo de científicos de Canadá, China y Estados Unidos.
Los investigadores han demostrado que los cadáveres se descomponen debido a una secuencia constante y predecible de interacciones microbianas que degradan la materia orgánica al margen de la ubicación, el clima o la estación.
La descomposición microbiana de la materia orgánica es uno de los procesos más importantes de la tierra.
Este proceso biológico permite transformar la materia biológicamente muerta para reciclarla y dar paso a otros procesos biológicos que sirven de alimento a las plantas y facilitan la respiración del suelo.
Los encargados de llevar a cabo este proceso son los hongos y bacterias microbianas pero, aunque este proceso está bien estudiado, la mayor parte de los estudios se han centrado en la descomposición de la biomasa vegetal muerta.
Sin embargo, a diferencia de las plantas, los cadáveres de animales y los de los seres humanos son ricos en proteínas y lípidos fácilmente descomponibles pero este proceso biogeoquímico es todavía poco conocido.
Los resultados del estudio
Para estudiarlo mejor, un equipo científico dirigido por Jessica Metcalf y Zachary Burchman, de la Universidad Estatal de Colorado, en Fort Collins (Colorado), ha analizado al detalle el proceso de descomposición en 36 cadáveres humanos cedidos a la ciencia.
Para ello, colocaron los cadáveres en tres lugares con clima entre templado y semiárido, y en cada lugar, dejaron tres cuerpos en distintas épocas del año (durante cuatro estaciones) y tomaron muestras de la piel de los cadáveres y del suelo circundante durante los primeros 21 días postmortem.
El equipo descubrió que, independientemente del lugar, el clima o la estación del año en que se descompusieron, los cadáveres humanos compartían una selección universal de microbios que son raros en entornos sin descomposición y que parecen exclusivos de la descomposición terrestre de la carne.
Con información de EFE
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