22 de noviembre de 2024 12:39 AM

Los impedimentos a un nuevo discurso

Teódulo López Meléndez

El lugar o posibilidad de un pensamiento nuevo ¿dónde abreva? Algunos lo remiten al imaginario. Otros, más arriesgados, sostienen que es necesaria una desubicación estructural para dotarse de visión.

La imagen puede ser vista como engaño, deformación u opacidad, aunque también como efecto de realidad o como voracidad posmediática. En la tradición cultural que nos movemos andamos sobre lo enunciable y lo visible. Se puede inducir historia a partir de una realidad política ficcional y producir una ciencia de las soluciones imaginarias.

Así, Venezuela fue convertida en una imagen entre paréntesis, en un mundo desrealizado jamás convertible en factibilidad. Baudrillard lo explica muy bien con su teoría de la simulación, que no es otra que un mundo de referencias y de referentes. Ahora bien, es obvio que tal mecanismo no afecta sólo al mundo que se narra sino también a las ficciones que lo hacen, todo en un proceso de transfiguración adulterada. Imposible así el surgimiento de un nuevo discurso.

Al fin y al cabo, la representación estuvo instalada y perdimos la capacidad de distinguir el territorio del mapa conforme a la acertada expresión de Baudrillard. Disimular deja intacto el principio de la realidad, pero enmascarada. O en otras palabras, se nos construyó una hiperrealidad. Se produjo una recreación desenfrenada de imágenes donde no había nada que ver. Es lo que se ha denominado con una palabra alemana, doppelgänger, que no es otra cosa que el doble fantasmagórico de una persona (o de un país).

Ello implica que las finalidades concretas sean innecesarias, de manera que la simulación se convierte en la cabeza de algunos poderosos extraviados en el nuevo principio, una donde está el modelo mismo que se muestra, lo importante, y donde se enseña a los espectadores deseosos de esperanza un juego al que ya han sido habituados a jugar que termina convirtiéndose en dispersión y anulación de lo político.

Hay que oponer un nuevo pensamiento, una organización simbólica distinta. Si hay incoherencia o contradicción en las peroratas de los políticos venezolanos es simplemente porque no hay necesidad de discursos articulados. Reproducen porque están restringidos a convertir el propósito en un instante perpetuo.

@tlopezmelendez

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