En nuestro mundo tan superficial, en el que las cosas se dicen sin base en la realidad y se creen porque son consistentes con nuestros prejuicios y jamás nadie las chequea, se crean no sólo innumerables falsas realidades sino también falsos futuros, que la gente acepta como verdaderos para siempre aunque nunca se realicen. Un ejemplo egregio de estas deformaciones de la realidad es la suerte del Reino Unido después del Brexit. Como todos, usted debe haber oído allá por 2016 que el Reino Unido se estaba separando de la Unión Europea por racista y que la consecuencia de esta acción iba a ser nada menos que una decadencia en todas las dimensiones de la vida. Periódicos e instituciones en todo el mundo publicaron sus pronósticos, todos ellos coincidiendo en esta decadencia, que sería tan marcada que, aunque no lo dijeran, uno imaginaba a las famosas islas hundiéndose en el Mar del Norte como resultado de haberse independizado de Bruselas.
Todo el mundo pensó que eso era lo lógico que tendría que pasar y ya no volvió a pensar en el tema y tampoco volvió a chequear si la realidad se iba ajustando al pronóstico. Y así, cada vez que algo malo pasaba en el Reino Unido, la gente se volteaba a ver y decía: “Eso ha pasado por el Brexit. Tal como lo dijimos”. Conforme ha ido pasando el tiempo, el falso futuro se fue convirtiendo en falso presente.
¿Hundimiento económico?
Así, por ejemplo, si usted pregunta a quemarropa a cualquier persona cuál es el país de los tres grandes de Europa (Alemania, Francia y el Reino Unido) que se ha recuperado más rápidamente del bajón económico del COVID) y el que lo ha hecho más lentamente, la mayor parte de la gente le contestará que el más rápido es, sin duda, Alemania, y el más lento, si es que algo pueda haber crecido, es el Reino Unido.
Entonces enséñeles usted la gráfica adjunta, que muestra que el Reino Unido no sólo se ha recuperado más y más rápido del COVID que la Unión Europea, sino que lo ha hecho más que Francia y que Alemania (que, por cierto, es el país que más lentamente se ha recuperado). Las diferencias no son pequeñas. Combinando 2021 y 2022, el ingreso por persona del Reino Unido creció 12%, el de Francia 9% y el de Alemania 3%.
En el mundo pasaron muchas cosas después de que el Brexit comenzó, entre ellas el colapso de la economía mundial como consecuencia del COVID-19. Por supuesto, el producto del Reino Unido cayó igual que en todo el mundo. Pero al hablar del Reino Unido, dicha caída se tomaba como prueba de que los pronósticos de la caída de Inglaterra eran correctos. La gráfica adjunta da, sin embargo, una medida de la capacidad de recuperación de varias economías europeas desde el año del COVID-19. Compara el Reino Unido con la Unión Europea, Francia y Alemania.
Sorprendentemente para la narrativa, la economía que más ha crecido de 2020 a 2022 fue… la del Reino Unido, y por bastante. La que menos creció fue la de Alemania. Francia creció 4 puntos porcentuales menos que el Reino Unido pero 6 puntos más que Alemania. Más, el Reino Unido fue el país que más creció en esos años de todos los miembros del G7.
Fuente: Banco Mundial, World Economic Indicators. Basado en producción por habitante medido en dólares ajustados por inflación y por poder de compra (PPP).
Los pronosticadores también decían que como las exportaciones a Europa iban, lógicamente, a caer, el empleo (el número de gente trabajando) iba a caer y el desempleo (los desempleados como porcentaje de los que buscan o tienen empleo) iba a aumentar. Para empezar, lo que la gente creía que era lógico, que las exportaciones al continente europeo iban a caer, no ha pasado. En el mes anterior al referéndum, mayo de 2016, el Reino Unido estaba exportando 11,6 miles de millones de libras esterlinas. En julio de 2022, exportó 14,8 miles de millones. Con respecto al empleo, en junio de 2016 había 31,8 millones de británicos trabajando. Hoy hay 33,1 millones.
La tasa de desempleo en 2016 era de 4,9%. Ahora es de 3,7%. (Datos del periódico londinense The Telegraph, https://www.telegraph.co.uk/news/2023/07/22/celebrate-what-brexit-has-already-achieved/
La integración racial
La ola de ataques que el Brexit desencadenó también regó la idea de que el Reino Unido se había ido de la Unión Europea por su racismo innato. El pronóstico era que el país iba a ser manejado por hombres blancos.
Ciertamente, el Reino Unido se encuentra en una lucha continua para detener a los inmigrantes ilegales que, quizás por casualidad, Francia concentra en la costa del Canal de la Mancha cuando los captura en su territorio, de donde toman las lanchas para tratar de entrar a las islas británicas. Pero igual sucede en toda Europa con los que se atraviesan el Mediterráneo desde África.
Una manera fácil de comparar el racismo (si es que existe) entre distintos países es examinar la integración de los inmigrantes entre sus élites políticas, económicas y culturales. Aquí la ventaja del Reino Unido es aplastante. Busque otro país europeo que tenga una lista tan impresionante como la británica de descendientes de primera generación de inmigrantes de países que antes fueron colonias y que hoy son miembros prominentes de la élite. Mirando únicamente al gabinete de gobierno, no hay país en el que los siguientes puestos estén o hayan sido recientemente ocupados por estos nuevos miembros de las élites: primer ministro (Rishi Sunak, primer ministro del Reino Unido; Humza Yousaff, primer ministro de Escocia); la ministro del Interior; el ministro de Relaciones Exteriores y la ministro de Economía y Comercio y presidente del Consejo de Comercio Exterior (Kemi Badenoch). Esta última, a quien llaman “la nueva Margaret Thatcher”, es generalmente considerada como una futura candidata a ser la líder del Partido Conservador. En gobiernos anteriores, cuatro han sido ministros de Hacienda.
Además, Sadhik Khan es el alcalde de Londres. El único otro país que puedo recordar que tiene un miembro de familias inmigrantes como primer ministro es Irlanda. Ninguno de estos personajes está en esos puestos sólo para que digan que el Reino Unido es diverso. Todos ellos han pasado por el colador de las mejores instituciones educativas del país para integrarse, primero, a la élite intelectual, y luego a la económica y política.
Dicen que no hay que dejar que la realidad te arruine una linda teoría o un lindo prejuicio.
Pero en este caso la realidad ya ha arruinado demasiados prejuicios dejando sin ropas a uno de tantos falsos futuros que ahora llenan el imaginario de la gente que lee noticias solo si tienen menos de 140 caracteres.
Manuel Hinds es Fellow del The Institute for Applied Economics, Global Health, and the Study of Business Enterprise de Johns Hopkins University.
Artículo publicado en elsalvador.com
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