Una Blancanieves en cuyo estómago yace apenas un trocito de manzana, una Cenicienta que huye de los abusos que experimenta en su hogar, o un Geppetto sumido en el desaliento por no ver realizada su aspiración a ser padre, son algunos de los personajes a los que recurrió el venezolano Gustavo Liévano para tratar temas como la anorexia, la inmigración ilegal o la depresión en su primera novela, Heliópolis: El Blues del Hada Azul (publicada bajo el seudónimo Galileo Campanella en 2012). “Era una reinvención de todos los personajes de los cuentos de hadas clásicos en una ciudad moderna, que me permitían hablar, a través de cosas que mi hermana iba a reconocer como cercanas, de temas que le eran muy distantes, muy ajenos y muy difíciles de hablar”, expresa el autor.
Ahora Gustavo, músico, productor de cine de animación, guionista, y consultor en proyectos audiovisuales y tecnológicos, vuelve a la palestra literaria con Segell: El Libro de la Cereza, en el que nuevamente cumple con su propósito de producir contenido para los jóvenes, entreteniéndolos y formándolos en torno a temas que considera absolutamente relevantes.
El Libro de la Cereza gira en torno a la relación de una bisabuela con su bisnieta, una niña muy inteligente, pero a la que le falla la empatía hacia los demás: quiere que todo se haga rápido y bien, y no entiende por qué la anciana no cede a algún otro familiar el Sello de la Cereza, del que es propietaria, cuando sus facultades comienzan a verse disminuidas.
Poco a poco, la niña llega a respetar a su bisabuela, honrando su palabra y su papel como arcontesa del Sello de la Cereza.
“Al igual que mi primera novela, El Libro de la Cereza trata temas muy controvertidos, como puede ser la eutanasia”, explica Liévano. “Pero, sobre todo, se centra en la relación afectiva entre dos personajes distanciados por varias generaciones, que tienen que conseguir comunicarse para solucionar un problema. Creo que es lo que sucede en el mundo actual: los jóvenes tienen que entenderse con los mayores, primero para recoger todo ese conocimiento acumulado, y luego para tomar decisiones democráticas que incluyan ambas posturas”.
Pero, además, esta historia ocurre en un mundo donde todo lo que uno escribe se vuelve realidad. Básicamente, el tema de la novela es el valor de la palabra: “Los niños o los jóvenes del mundo actual tienen que aprender eso: que todo lo que uno verbaliza, tiene un peso, que con lo que decimos estamos alterando la vida de los demás y, potencialmente, la nuestra también. Es importante en un mundo como el que vivimos actualmente, donde la desinformación y las fake news están por todas partes”, explica el escritor.
El Libro de la Cereza es el primer título de Segell, una saga literaria pensada para que puedan participar otros escritores a los que Gustavo invite, constituyéndose en la primera saga literaria democrática y colaborativa que existe. “Quiero escoger a otros autores noveles a quienes les resulte difícil publicar (que fue lo mismo que me pasó a mí) desprotegidos por ser de etnias, géneros o situaciones familiares diversas. Tenemos la responsabilidad de ayudar a quienes no han tenido la suerte de crecer en entornos seguros y estables”, afirma.
Si normalmente rastreamos los logros de los venezolanos en el extranjero, en el caso de Gustavo Liévano debemos destacar su compromiso social, su generosidad, su capacidad de innovar y su preocupación por los más pequeños como hitos que explican su posicionamiento en España. Sin duda, su trabajo tendrá una importante repercusión.
linda.dambrosiom@gmail.com
Síguenos en Telegram, Instagram y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones.