Quienes estamos en Madrid tendremos el privilegio de ver en escena este miércoles a una actriz venezolana que ha llegado a constituirse en referencia, no solo por su desempeño profesional y su afán por crecer continuamente, sino también por su calidad humana, su resiliencia y sus aportes a la comunidad en la que como inmigrante se ha insertado: Gledys Ibarra.
Radicada desde hace varios años en Reino Unido, ha sido reconocida por la labor que viene realizando a través de The Latin Stage, una compañía de arte dramático latinoamericana mediante la cual ha contribuido a la inserción de numerosos artistas en el medio, proveyéndoles una sólida formación y un marco adecuado para desarrollar su talento.
“Arrancamos a hacer montajes con dramaturgia básicamente venezolana, dirigidos la comunidad latina que quería sentir un poco el teatro que se parece a ellos, ese estilo que nos hace sentir cómodos con nuestro propio idioma, que se vincula con la manera que tenemos nosotros incluso de manifestar el afecto”, expresa.
Gledys encarnará en el Teatro Amaya a Cornelia, el personaje protagonista de La Monstrua, del dramaturgo uruguayo Ariel Mastrandrea. El espectáculo cuenta con la producción ejecutiva de Zuly Perdomo Mattey y Carolina Rincón, productora artística, se propone recrear la experiencia concebida en Venezuela por Rossana Hernández y Elvis Chaviente, quienes cosecharon un rotundo éxito junto a un equipo integrado Fernando Guerra, Julio Bao, José Jiménez, Samira Recondo y David Morales.
Gledys me explica que lleva al menos tres años trabajando ese texto, que la cautivó desde el primer momento y que se propuso llevar a escena tan pronto como se dieran las circunstancias apropiadas. “Me fascina meterme en la carne de Cornelia, sobre todo en un tiempo como este, en el que parece que la belleza física es lo que marca cualquiera de los caminos que se vayan a recorrer en este mundo. Si no entras dentro de esos estándares de belleza, terminas excluido de ese mundo (entre comillas) decente”, explica. Y continúa: “Aunque suene a lugar común, La Monstrua llama a la reflexión e invita a aceptar y descubrir que hay una consecuencia en cualquier trato que tú le das a otro ser humano”.
La propia Gledys califica la historia de la monstrua como un texto “fecundo y doloroso”. Sin embargo, atravesar por esta experiencia de su mano, permite disfrutar también de grandes dosis de humor negro, ese que en opinión de la actriz constituye “la pequeña llave que nos permite sacar una risa de nuestro propio dolor en el momento de las más negras oscuridades, aliviando un poco la carga”.
Gledys reconoce la importancia de la energía que emana del espectador (“ese sentir que te respira cerca una persona que está retroalimentando lo que es tu trabajo sobre el escenario”) particularmente en una pieza en la que como intérprete se entrega enteramente para que el público salga satisfecho. Es por ello que aspira a que esta presentación en Madrid constituya no solo un encuentro con nuestra venezolanidad, sino también una experiencia enriquecedora: “Agradezco a la gente que se va a acercar al Teatro Amaya el 10 de mayo, a las nueve de la noche, para compartir el viaje de Cornelia, que es el personaje que interpreto. Es un personaje que no va solo: va a realizar un viaje también de la mano de cada una de las personas que están en el teatro. Los invito a que me den la mano ese día, y a que me llenen de la energía necesaria para que Cornelia tenga una linda noche”, concluye.
Sin duda, se trata de una oportunidad única para ser testigo del despliegue artístico que ofrece en esta obra una gran actriz y una gran persona
linda.dambrosiom@gmail.com
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