La lesión leve del plexo braquial es bastante frecuente. Hay quienes se refieren a esta lesión como ‘quemazones’, ya que se manifiesta con una sensación de ardor que recorre el brazo. A menudo, ocurre durante la práctica de deportes de contacto, como la lucha libre o el rugby. No obstante, puede tener otras causas.
El plexo braquial comprende un conjunto de nervios que se encargan de transmitir impulsos nerviosos a la mano, el brazo y el hombro. Si bien la lesión suele ser transitoria, a veces conlleva a complicaciones. De ahí la importancia de reconocerla y brindarle un tratamiento. A continuación, te contamos todos los detalles.
¿En qué consiste una lesión leve del plexo braquial?
El plexo braquial agrupa un conjunto de nervios. Se forma con las ramas primarias de los nervios cervicales C5, C6, C7, C8 y T1, principalmente. Además, se extiende por el cuello, la axila y el brazo. De hecho, su principal función es inervar el hombro, el brazo y la mano.
Debido a su localización, las lesiones suelen ser frecuentes. Según explican los especialistas de Mayo Clinic, estas ocurren cuando los nervios que forman el plexo braquial se estiran, se desgarran o son comprimidos.
La lesión leve se conoce en el lenguaje popular como ‘quemazón’, ya que su principal manifestación clínica es una sensación de ardor o escozor en el brazo. Ocurre con cierta regularidad en los deportes de contacto, debido a los impactos que producen. Aun así, no son su única causa.
Si bien no suele ser una lesión grave, es primordial diagnosticarla y tratarla de forma adecuada para evitar complicaciones. Cuando la lesión es severa, puede conllevar a la parálisis del brazo. Sin embargo, esto es más frecuente en accidentes automovilísticos o durante el parto.
¿Qué puede causar una lesión leve del plexo braquial?
Una lesión leve del plexo braquial, como hemos señalado en el apartado anterior, suele ocurrir por un estiramiento o compresión de alguno de los nervios que lo forman. Esto puede suceder cuando se produce un movimiento brusco de la cabeza hacia un lado.
También es frecuente que el mecanismo de lesión sea forzar el hombro hacia abajo, a la vez que el cuello se estira demasiado hacia arriba, lo que produce un estiramiento excesivo de los nervios. Por lo general, ambas situaciones son consecuencia de un traumatismo.
Entre tanto, una lesión leve del nervio braquial puede ser consecuencia de un golpe intenso sobre la clavícula. En la mayoría de casos, se relaciona con deportes de contacto. Por ejemplo, el fútbol americano o la lucha.
No obstante, cualquier traumatismo por otro motivo también puede causarlo. Es posible que la lesión sea consecuencia de un tumor que comprima alguno de los nervios. La radioterapia que se utiliza como tratamiento de algunos tumores también se ha asociado a esta patología.
Factores de riesgo
El primer factor de riesgo de sufrir una lesión leve del plexo braquial es practicar un deporte de contacto. Según explica un artículo de The Center for Musculoskeletal Disorders, casi un 70 % de los jugadores de fútbol americano han sufrido alguna vez esta lesión.
Otro factor que incrementa la probabilidad es el hecho de tener estenosis espinal. Esta condición consiste en que el canal vertebral es más estrecho de lo habitual. Por eso, la médula y los nervios pueden quedar comprimidos.
Síntomas asociados
La lesión leve del plexo braquial provoca una sensación de quemazón. Es similar a una descarga eléctrica que se extiende hacia el brazo, como un ardor. Suele durar unos segundos o minutos.
Como se relaciona con un traumatismo, es frecuente que aparezca dolor en la zona del golpe. El brazo afectado suele estar entumecido y con sensación de debilidad. El problema es que estos síntomas, en algunas personas, persisten durante días o incluso semanas.
¿Cuándo consultar al médico?
Aunque en la mayoría de casos sea algo pasajero y limitado, es aconsejable consultar siempre con un médico, sobre todo si esta sensación de quemazón persiste o aparece de forma recurrente. Nunca se puede desestimar el riesgo de que haya sido una lesión grave.
Es importante estudiar este tipo de lesiones porque pueden causar una discapacidad permanente. Si además de los síntomas descritos hay otros signos de alarma, como dolor en el cuello o una debilidad muy acusada, hay que buscar ayuda inmediata.
¿Cómo se diagnostica una lesión leve del plexo braquial?
El diagnóstico de una lesión leve del plexo braquial puede ser complejo. Es importante que el médico conozca todos los detalles del accidente o golpe, además de cómo son los síntomas. Del mismo modo, deberá realizar una exploración física exhaustiva.
No obstante, suelen requerirse una serie de pruebas complementarias para descartar otras posibles lesiones. Una de la más empleada es la radiografía. Con esta prueba se puede identificar si hay alguna fractura en la clavícula o en cualquier otro hueso.
En ocasiones, se realizan estudios para comprobar si los nervios conducen de forma adecuada los impulsos. También se suele emplear la electromiografía. Es un examen que permite evaluar la actividad eléctrica de los músculos.
Si se sospecha que la lesión puede afectar a la médula o a las raíces nerviosas, es posible que se realice una mielografía por tomografía computarizada. Es una prueba compleja que permite obtener una imagen más detallada de estas zonas. La resonancia magnética también puede ser de ayuda.
Tratamientos disponibles
Por fortuna, muchas personas que sufren lesión leve del plexo braquial no requieren tratamiento. No obstante, en los casos que sí es necesario, va a depender de la gravedad de la lesión. Hay tratamientos no quirúrgicos y otros quirúrgicos.
Tratamientos no quirúrgicos
Una de las cuestiones más fundamentales, tal y como explica un artículo de OrthoInfo, es evitar que la lesión se agrave. Por ello, si la causa ha sido una actividad deportiva, no se debe volver a realizar hasta que desaparezcan por completo los síntomas.
En muchos casos, se recomienda realizar fisioterapia. Mediante ciertos ejercicios específicos se puede evitar que los músculos se atrofien o que las articulaciones se resientan. Lo ideal es que sea un tratamiento guiado por un especialista.
Tratamiento quirúrgico
Cuando la lesión no mejora en los días o meses posteriores, puede ser que el daño en el nervio sea irrecuperable. No obstante, hay diferentes técnicas quirúrgicas que permiten reparar este tipo de lesiones. Se recomienda realizarlas al menos seis meses después de la lesión.
Una de las técnicas es el injerto nervioso. Consiste en extirpar la zona dañada del nervio y sustituirla con un nervio de otra parte del cuerpo. Con ello se consigue que los impulsos nerviosos puedan volver a transcurrir por esa zona.
Hay otros tratamientos quirúrgicos, como la neurólisis, la transferencia de nervios o de músculo. Todas estas técnicas pretenden lo mismo que la anterior; reparar el nervio para conseguir que la sensibilidad y la movilidad se recuperen.
¿Se puede prevenir una lesión leve del plexo braquial?
La lesión leve del plexo braquial no siempre se puede prevenir. Sin embargo, tal y como explica un artículo de Family Doctor , hay algunas medidas sencillas que pueden ayudar. Por ejemplo, se recomienda fortalecer los músculos de los hombros y del cuello.
Si se van a realizar deportes de contacto, hay que llevar siempre equipo de protección. En especial, hay que proteger la zona del cuello. También se recomienda estirar los músculos antes y después de cada actividad física.
Una vez se ha producido la lesión, se recomienda mantener el movimiento de la zona afectada. De lo contrario, es posible que las articulaciones se vuelvan rígidas en poco tiempo, o que los músculos se atrofien. De cualquier forma, siempre hay que intentar consultar con un médico y seguir sus indicaciones.
Con información de Mejor con Salud
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