DANTE RIVAS
Para quienes transitamos en el camino de la política, y en especial, para quienes somos parte de la Revolución Bolivariana fundada por Hugo Chávez, la lealtad es mucho más que un valor humano. Es una de las virtudes más sinceras y honorables, un principio irrenunciable, uno de los pilares en los que se basan nuestras acciones, causas y proyectos. Es honor, confianza, compromiso con uno mismo, con la verdad, con nuestros valores y principios, con quienes respetamos y amamos, con nuestra Patria y pueblo.
La lealtad lo es todo y no debe confundirse jamás con la sumisión, adoración o adulación. La lealtad debe ir acompañada siempre por la honestidad, que a su vez nos habla de decencia, pudor, dignidad, de la sinceridad, la justicia, rectitud y la honradez en la forma de ser y de actuar, aun y especialmente, cuando las circunstancias son adversas.
Estas son cualidades que sin lugar a dudas debe tener un revolucionario. Son premisas que debemos cumplir y también exigir a nuestros compatriotas, a nuestros líderes y gobernantes. Son bienes tan preciados que debemos además defender entre quienes nos rodean, pues siempre habrá quien trate de opacar al que destaca por estas y otras virtudes.
Recientemente me han llamado la atención los ataques que han desatado contra de Rafael Lacava, gobernador de Carabobo, conocido y reconocido no solo por su gestión, su trabajo y logros alcanzados, sino por su autenticidad y espontaneidad, por su forma de ser, decir y hacer las cosas.
Lo atacan por esa particularidad, por su popularidad y la jocosidad que lo caracteriza. Hay quienes están haciendo lo imposible por enemistarlo con nuestro Presidente, por ponerlos a pelear sin darse cuenta de lo que ha dicho sin pelos en la lengua, a su manera: su candidato es y será siempre Nicolás Maduro. Lacava es un hombre honesto e incondicional, leal al legado de Chávez, a la Revolución y a su pueblo, que demuestra su lealtad apoyando a quienes lo necesitan, sumando éxitos trabajando de forma articulada con el Gobierno, con el Poder Popular, con emprendedores y empresarios que apuestan por Carabobo.
Y eso, aunque a muchos les molesta, a otros les motiva. Su aceptación deja en evidencia lo que la gente quiere ver: autenticidad. La gente quiere políticos de verdad, siendo como son, trabajando, no gente inventada o maquillada, que son una cosa en persona y en los medios otra. Si queremos prevalecer en el tiempo tenemos que mostrarnos como somos, con claridad y sencillez, honrando la lealtad y la honestidad. Solo así tendremos éxito. Un abrazo.
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