Mea culpa
Lo sé, no he colaborado mucho en el sentido de la unión opositora, mis severas críticas a algunos de sus voceros me hacen parte de la gritería nacional. No hay mucho que recoger en ese sentido, lo dicho dicho está y las heridas personales y colectivas son suficientemente profundas como para que no hablen por sí mismas. Heridas que son gritos de frustración y rabia, que son el llanto seco de nuestro tiempo. No negaremos lo dicho, no hace falta. Nadie nos da lecciones morales.
Sin embargo, hay que hacer un esfuerzo por mantener –ya que no unida– cohesionada a la oposición de cara a lo que viene, yo en todo caso haré un esfuerzo.
Espero que tú también.
Hasta el más cordero de los chavistas
La oposición, sea cual fuere el nombre que invoquemos: Capriles, Rosales, Rausseo, Borges, López, Guaidó, Prosperi, etcétera, pese a nuestras críticas o afinidades, son infinitamente superiores política y moralmente al chavismo (que son criminales de lesa humanidad). Hasta el más cordero de los chavistas vivientes (ni hablar de sus muertos) es peor que cualquier político de la oposición (y eso que algunos son impresentables). Ni un chavista es mejor que un opositor. Ni uno. Son una peste de cinismo y maldad todos.
Los crímenes que ha cometido el chavismo y su rampante y bíblica corruptela son peores que cualquier fechoría consumada por la oposición.
No nos equivoquemos.
Pensemos lo que pensemos
Ni un opositor, ni uno (los alacranes no son opositores), por más que los critiquemos o abominemos es peor que un chavista. Puede que hayan desacertado en sus decisiones, puede que hayan mostrado cinismo, cobardía, ignorancia, incluso imbecilidad, pero ninguno de ellos es un asesino, un torturador, un corrupto mil millonario a partir del hambre y la enfermedad del pueblo de Venezuela. Pensemos lo que pensemos, digamos lo que digamos, ningún opositor es semejante en maldad a Chávez, Maduro, Cabello, Rodríguez y ese largo innombrable etcétera. Ninguno.
Espero que lo entiendas igual que lo entiendo yo, porque esa comprensión es fundamental no sólo para la historia, sino especialmente para la moral nacional. No nos confundamos.
El chavismo es la peor peste.
Algo cambia con ella
He hecho público mi apoyo a María Corina Machado, no lo he hecho por descarte, lo he hecho por certeza. Estoy convencido de que, en medio del zoológico venezolano, ella es un espíritu cuya visión, lucidez, coherencia e intachable desenvolvimiento político es la única que marca una diferencia integral con el chavismo en este momento, es la única que invoca la Venezuela de valores, integridad, fortaleza y emprendimiento que todos aspiramos. La única.
Los demás opositores tienen valores y deficiencias, pero ninguno encarna ese país anhelado como lo encarna esa maravillosa venezolana que es Machado.
Algo cambia con ella.
Nos necesitaremos todos
No sé cómo haremos para organizar las bases sociales de la nación para enfrentar a la peor tiranía latinoamericana de todos los tiempos: la chavista. No sé tampoco cómo lograremos poner a un lado nuestras heridas y frustraciones para unirnos. Lo que sí sé es que en algún momento nos necesitaremos unos a otros para enfrentar a los criminales que rigen el poder. Sé además que el derrocamiento del régimen será muy sacrificado y doloroso. ¿Estamos preparados para dar la batalla?
En mi humilde, marginal y desterrado caso lo estoy. Aunque dedicaré mis esfuerzos en generar conciencia sobre el mortal daño chavista, también me esforzaré por cohesionar.
Nos necesitamos todos contra el chavismo.
¿Nos tendremos?
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