La fiebre y recomendaciones para bajarla

La fiebre no es una enfermedad, si puedes llegar a asustarte, estas elevadas temperaturas son un mecanismo de defensa del cuerpo para ayudar a combatir alguna infección.

Por: Espectador de Caracas con información de 2001

En los niños, por lo general, es un proceso de respuesta natural ante la invasión de un germen, que puede ser algún virus, bacteria, u otras causas de inflamación.

La fiebre y cuidados

Toma en cuenta que esta no es una enfermedad, sino una elevación de la temperatura corporal que, por lo general, suele manifestarse por virus y bacterias que causan infecciones, minimizando la defensa que tiene tu niño en su cuerpo.

Esto puede darse por temperaturas altas en el ambiente, emociones fuertes, insolación, intoxicación, actividad física intensa, vacunaciones, otras enfermedades que tengan como efecto secundario la fiebre, o simplemente por una mala digestión.

Síntomas

Por lo general, aunque en la mayoría de los casos resulta inofensiva,  tiende a generar en el niño ciertas molestias, como: incomodidad y malhumor, fríos o escalofríos y poco apetito, dolor en algunas partes de su cuerpo, desánimo, diarrea y vómito.

Es grave cuando es muy elevada y llega a los 40°C, ya que puede llegar a presentar convulsiones, manchas en la piel o dificultad para respirar.

Visita al especialista

Antes de asistir al pediatra, es necesario revisar una serie de parámetros, que te indicará que es hora de trasladar a tu niño con un experto. Por ejemplo, debes tomar en cuenta su estado general, luego de haber intentado bajar la fiebre. Si come con normalidad, tiene un estado anímico más agradable te darás cuenta que ha evolucionado de la mejor manera.

Si está decaído, presenta vómito, dificultad a la hora de respirar, y continuo dolor de cabeza, lo más recomendable es acudir al pediatra inmediatamente.

Si tu niño tiene entre uno y tres meses de nacido, es necesario llevarlo a urgencias lo antes posible. Si tiene más de tres meses, espera de 24 a 48 horas a que baje la fiebre

Cuidados

Sin ropa: es aconsejable quitarle la ropa al niño, para que el calor pueda disiparse. La ropa puede evitar que el aire toque al pequeño y se enfríe de manera natural; es por ello que se recomienda mantenerlo lo más fresco posible.

Toma la temperatura: realiza esta acción cuando notes que sus pulsaciones o el latido de su corazón estén acelerados, o cuando su respiración sea más rápida; también, cuando sus mejillas estén enrojecidas, o cuando veas que presenta algún cambio de humor.

Hora del baño: se recomienda bañar al pequeño con agua tibia a templada, debido a que el agua muy fría puede causarle trastornos peligrosos.

Aliméntalo e hidrátalo: debes darle líquidos, como: zumo de las frutas, batidos o leche azucarada, además de mucha agua. Dale alimentos que contengan hidratos de carbono, como las frutas, las verduras, arroz, pan, galletas y pasta.

Para tener en cuenta

– Evita abrigarlo demasiado.

– Mantenlo en una habitación fresca y con ventilación.

– Opta por darle abundante líquido.

– No lo bañes con agua fría, ni utilices alcohol para su cuerpo.

– Usa fármacos solo cuando el pediatra lo indique.

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