Los pacientes que un año después de haber superado el Covid-19 siguen teniendo dificultades para respirar correctamente mientras hacen ejercicio físico podrían haber sufrido daños en el corazón, según un estudio que se ha presentado en EuroEcho 2021, un congreso científico de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
Por: Espectador de Caracas con información de WebConsultas
“Los hallazgos podrían ayudar a explicar por qué algunos pacientes con Covid-19 prolongado todavía experimentan dificultad para respirar un año después e indican que podría estar relacionado con una disminución en el rendimiento cardíaco”, afirmó la Dra. Maria-Luiza Luchian, del Hospital Universitario de Bruselas (Bélgica) y autora del estudio.
El COVID-19 puede dejar secuelas a largo plazo, y entre los problemas de salud que pueden presentar las personas que han padecido esta enfermedad destacan los trastornos neurológicos (cefalea, dolores musculares, niebla mental, pérdida de olfato y gusto…) y síntomas como la fatiga o la disnea (dificultad para respirar), pero también complicaciones cardiovasculares. La nueva investigación se centró en averiguar si las alteraciones cardíacas subclínicas eran más frecuentes en pacientes con COVID prolongado que tuvieran disnea, lo que podría explicar la razón de sus síntomas.
Disnea de esfuerzo un año después del alta hospitalaria
En el estudio se analizaron los datos de 66 pacientes sin enfermedad cardíaca o pulmonar previa que fueron ingresados en el Hospital Universitario de Bruselas a causa del COVID-19 entre marzo y abril de 2020. El 67% de los pacientes eran hombres y tenían una edad promedio de 50 años.
Un año después de que recibieran el alta hospitalaria, se les realizó una espirometría y una tomografía computarizada de tórax para evaluar la función pulmonar y posibles secuelas de la infección por SARS-CoV-2. Además, se les hizo una ecografía cardíaca para estudiar la función cardíaca, que incluyó una nueva técnica de imagen denominada trabajo miocárdico que aporta información más detallada sobre la función cardíaca que las otras pruebas. Se comprobó así que 23 pacientes (35%) tenían dificultad para respirar durante el esfuerzo.
Tras ajustar por edad y sexo, el análisis de los resultados reveló que la función cardíaca anormal se asociaba de forma independiente y significativa con la disnea persistente. Las imágenes cardíacas revelaron un peor rendimiento cardíaco en pacientes con disnea en comparación con los que no la padecían un año después de la hospitalización debido a COVID-19.
“Nuestro estudio muestra que más de un tercio de los pacientes con COVID-19 sin antecedentes de enfermedad cardíaca o pulmonar tenían disnea persistente de esfuerzo un año después del alta hospitalaria. Al observar en detalle la función cardíaca mediante una ecografía cardíaca, observamos anomalías sutiles que podrían explicar la continua falta de aire”, ha señalado la Dra. Luchian.
La experta concluye: “El trabajo miocárdico podría ser una nueva herramienta ecocardiográfica para la identificación temprana de anomalías de la función cardíaca en pacientes con Covid-19 prolongado, que podrían necesitar una vigilancia cardíaca más frecuente y a largo plazo. Se necesitan estudios futuros que incluyan diferentes variantes de COVID-19 y el impacto de la vacunación para confirmar nuestros resultados sobre la evolución a largo plazo y las posibles consecuencias cardíacas de esta enfermedad”.