La de Juvel Vielma es ya una cara conocida, sobre todo en el cine nacional como partícipe en películas como “Taita Boves” (2010) y “Azú” (2013), de Luís Alberto Lamata; “Secreto de Confesión” (2013), de Henry Rivero; “Libertador” (2014), de Alberto Arvelo y “Allende en su Laberinto” (2016), de Miguel Littin.
Por: El Espectador de Caracas con información de Chevere.life
Sin embargo, su carrera es mucho más amplia: es director del Grupo Argoteatro y ha participado en numerosas obras teatrales a escala nacional e internacional.
Este domingo 26 de septiembre debuta un documental como antesala al estreno de “Carabobo, Caminos de Libertad”, serie de Lamata en el que Vielma interpreta a Simón Bolívar, personaje con el que, según lo visto en el preestreno, dejará una imborrable huella.
—No es la primera vez que interpreta a un personaje de la historia nacional. ¿Cómo ha sido la experiencia con cada uno de ellos y ahora con Bolívar?
—Cada uno de ellos ha sido una experiencia distinta. Me gusta estar atento a todo lo que ofrece el personaje desde distintos puntos. Siento que cada personaje es un universo y mi deber es ir en esa búsqueda. Soy de los cree que cada uno, te habla de manera distinta, por lo tanto cada detalle por pequeño que sea es importante prestarle la mayor atención.
Bolívar es para mí un extraordinario reto porque está en la mente de cada venezolano. Cada espectador tiene un Bolívar en su cabeza y es allí donde comienza el reto. Soy un hombre con unas características físicas particulares y las tengo muy presentes como actor. Es por ello que debo concentrarme en la profundidad y en el alma para poder conseguir la energía que probablemente tuvo El Libertador.
—¿Cómo fue su conexión con el personaje del Libertador Simón Bolívar y cómo lo ve el director?
—Para mí fue fundamental revisar la historia y la clave para conectar y hallar la energía de Bolívar fue la lectura de sus cartas. Luis Alberto me facilitó una obra que contiene muchas de ellas. Esto fue de gran ayuda porque allí está plasmado en su puño y letra la profundidad de sus pensamientos y sentimientos.
En mis largas horas de estudio, bajo el silencio creativo, leer sus cartas era escuchar su voz, sentir su energía y conectar con su temple y, a partir de allí, comencé a darle vida al Bolívar de Carabobo, que es en ese período de la historia en la que se centra la serie.
Luis Alberto es un gran maestro y un gran director. Hemos logrado una maravillosa conexión. Siento que a veces no necesitamos palabras para comunicarnos: simplemente la energía, la intuición nos lleva a ese encuentro. Un ejemplo de ello es el caballo que usé en las escenas de batallas; un caballo blanco, hermoso, brioso y líder por naturaleza. Este caballo lo escogió él y cuando lo monté por primera vez pude percibir todas estas características sobre su lomo. Sentí que tenía que responder de forma inmediata a esa energía.
Como actor creo que tengo que ser muy intuitivo y perceptivo y no desperdiciar ningún detalle que pueda ser importante para sumar al personaje. En cuanto a la voz y al carácter siempre he imaginado a un Bolívar con mucha claridad y precisión, con un temple y una energía desbordante y, sobre todo, muy humana.
—¿Cuál ha sido el personaje más difícil de interpretar a lo largo de su carrera?
—Sin duda Simón Bolívar, El Libertador.
—¿Cree que falta una película de Páez y consideraría interpretarlo?
—Sería interesante una película del General José Antonio Páez, un hombre fundamental en nuestras batallas de independencia. ¡Claro que me encantaría poder interpretarlo!
—¿Qué otros proyectos tiene a futuro?
—Luego de meses de arduo trabajo me gustaría tomarme unos días de descanso. Después, quiero dictar un taller de actuación y en simultáneo revisar algunos proyectos que están en conversación.