Venezuela, país excelso, con grandes recursos naturales, con una gente bella, moldeada por las buenas costumbres y modales envidiables dónde la inteligencia se desarrolló al calor de nuestra propia estirpe. Fuimos uno de los más grandes proveedores de petróleo del mundo, exportamos los productos de nuestra industria metalúrgica, con grandes reservas de oro y otros minerales de gran valor, pero el más preciado valor que tuvimos fue nuestro talento humano, que también lo exportamos, nuestra historia cuenta con los más destacados líderes, Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre y tantos insignes ciudadanos que nos dieron la Independencia.
Igual camada se apresto a defender la libertad escamoteada por la certera puñalada de la ambición personalista de compatriotas que solo alimentan su ego por encima del dolor la patria, que también los parió y existen; vale recordar a Leonardo Ruiz Pineda, Antonio Pinto Salinas, Alberto Carnevalli, Andrés Eloy Blanco, Rómulo Gallegos, Rómulo Betancourt, Carlos Andrés Pérez y muchos mas, hijos pródigos de la patria. La historia nos refleja los diversos pasajes del andar del país, unos muy oscuros y otros con bonitos amaneceres, esa es nuestra historia.
Ahora bien, en esos zarpazos que nos da el enemigo interno por mantener o buscar el poder se lleva por delante no sólo la riqueza física, espiritual e intelectual, sino que mutila el verdadero liderazgo y la fuerza productiva, basta con dar una mirada a la Venezuela de hoy bajo un régimen oprobioso, con una contraparte que utiliza los mismos medios para aniquilar la competencia hacia lo interno.
En esas turbulentas aguas se mantiene a flote Antonio Ledezma con un liderazgo sólido producto del aprendizaje obtenido al lado de verdaderos líderes, con una formación intelectual que lo ubican como un verdadero estadista, su intachable prestigio producto de su honorable conducta como administrador del erario público, su incansable capacidad de trabajo y la coherencia en el planteamiento político, hoy plasmado en su libro «De dónde venimos y hacia dónde vamos». No tengo ninguna duda que allí están plasmadas las coordenadas para salir del régimen y las bases para la Venezuela nueva.
Tampoco tengo dudas de que a pesar de las innumerables piedras que a manera de barricadas le han colocado en el camino, Ledezma conducirá a Venezuela por el camino del bienestar y progreso y dejaremos atrás los episodios oscuros de nuestra reciente historia.
¡arriba corazones!