“El socialismo, es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia, la prédica a la envidia. Su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”. Winston Churchill
De acuerdo con la definición técnica, el socialismo es un sistema económico y social que centra sus bases ideológicas en la defensa de la propiedad colectiva frente al concepto de propiedad privada de los medios productivos y de distribución. Sin embargo, a mi juicio, esta corriente filosófica siempre fue una ficción, ya que parte de una falsa premisa, y todo lo que parte de una falsa premisa culmina en una conclusión equivocada, eso lo sabemos todos los que hemos tenido la posibilidad de tener acceso a la educación.
La falsa premisa es que todos los seres humanos somos iguales, lo cual es una gran mentira. Todos no somos iguales, no somos tan inteligentes, tampoco tenemos las mismas habilidades, ni la misma capacidad para desarrollar distintos oficios, por lo que al ser todos diferentes, cada uno, con sus potencialidades, la igualdad debe partir de nuestra propia capacidad para producir y recibir bienes y servicios.
Por lo tanto, esta pelea filosófica entre Karl Marx y Adam Smith que hace referencia a la transformación radical de la sociedad y la igualdad de sus miembros, dejó de tener sentido desde el mismo momento en que la humanidad es como es. A veces es complicado aceptarlo, pero debemos comenzar a hablar con sinceridad y la verdad. Tampoco es el capitalismo la respuesta a los males sociales.
La realidad es que no es un problema de la izquierda o la derecha, es un problema del propio ser humano y de su capacidad de dirimir los asuntos de una manera racional.
Lamentablemente, en la mayoría de las ocasiones los seres humanos nos comportamos más apasionadamente que con racionalidad, de aquí que no podamos cumplir con los 10 mandamientos de Dios, que si los cumpliéramos la sociedad sería perfecta. No requerimos de una mayor constitución o de un número significativo de leyes o reglamentos, sino de ser capaces de cumplir con los principios éticos contemplados en las leyes de Dios.
El tema está en nosotros, los mayores depredadores del mundo. ¿Cómo hacemos para mejorar esto? Considero que solo lo podemos alcanzar dialogando, racionalizando el asunto, exponiendo todos estos problemas y tratando de entendernos nosotros mismos.
El caso venezolano no escapa de los que está ocurriendo en el resto de la humanidad; por ejemplo, lo que actualmente sucede en Ucrania, Rusia, en toda Europa y en los Estados Unidos de Norteamérica, así como en América Latina, donde se presentan permanentes conflictos que derivan de la imposibilidad de resolver asuntos básicos de la sociedad.
Hago un esfuerzo intelectual para entender lo que sucede, lo cual he conversado con cantidad de hombres y mujeres, pero no es fácil conseguir la respuesta.
Sin embargo, estoy convencido de que tiene que ver con dejar esa estúpida disputa entre la derecha y la izquierda, que no es otra cosa que una posición adversa que surgió en un momento determinado en los parlamentos, donde se sentaban bancadas distintas para dirimir sus asuntos, lo cual también es una ficción, ya que ambos sectores se han convertido en el mal de la humanidad.
Tenemos que ir al ombligo del mundo, que es el ser humano, y dirigir los esfuerzos para poder resolver los problemas del hombre; de otra manera, continuaremos en un conflicto permanente. Nos inventamos las religiones y las leyes para poder civilizarnos, y eso es lo que requerimos hoy.