Como cualquier hecho político, las elecciones para que el pueblo barinés seleccionara su gobernador son objeto de múltiples opiniones y análisis, siendo marginados los matices, para reducir el asunto a la vieja metáfora, del vaso medio vacío o medio lleno. Además de escuchar los discursos, tenemos que observar los silencios y las interpretaciones a las que estos pueden dar lugar.
También es cierto que algunos olvidan que la prudencia es buena consejera en estos momentos, puesto que luego de que se calman las aguas, se puede ver de manera más clara el estado de las cosas. En estos momentos las aguas siguen un poco revueltas, pero estamos hacia un proceso de reposo. Dicho esto, los mensajes electorales que nos dejan las elecciones regionales, a las cuales les faltaba un capítulo, hoy son más nítidos.
El primero y más importante: estamos en democracia y el que saca más votos gana. Se cae otra vez el discurso de quienes vienen sosteniendo que aquí lo que hay es una dictadura. Ahora ¿Qué van a decir?. Muchos de estos hoy sostienen que triunfó la democracia. Un terreno, que gran parte de la dirigencia opositora ha despreciado y en el que ahora se vanaglorian. Hoy, quienes ganaron asumen gobernar, reconociendo la institucionalidad y sus titulares.
Segundo, ahora con la película completa de las elecciones regionales, el balance es tremendamente positivo para el chavismo, pues siguen siendo la fuerza política más importante, con más alcaldías, gobernaciones, diputados regionales y concejales.
Tercero, el chavismo sabe perder y lo vuelve a demostrar. Acepta las derrotas y avanza. Se les cae la falacia de totalitarismo.
Cuarto mensaje, no es fácil curar las heridas, producto de los errores de años, en tan corto tiempo. A pesar de la promesa del candidato de patria en Barinas aplicando radicalmente las tres erres, no ha sido el tiempo suficiente. Valoro del discurso de Arreaza, que no se lograron los votos necesarios para superar al contrario, pero ha sido el comienzo de remoralización de la base chavista. Un asunto que es necesario y vital también, en el nivel nacional.
No es la primera, ni la última elección, ni la más importante, la democracia continúa. De tal manera que la pelea continua, como dice un viejo amigo “hasta el último round”.