La oposición venezolana insiste en embarcarse en naves destinadas a naufragar. Ahora emprenden una campaña que demanda la vacunación anticovid. Y terminan arando en el mar, al ignorar deliberadamente que el gobierno bolivariano diseñó e implementa un Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19, que ha comenzado a atender al personal del sector salud, el gubernamental estratégico, a los maestros y más recientemente adultos mayores. Este plan dispone hasta ahora de casi un millón de dosis, y se esta fortaleciendo con la procura activa en varios mecanismos, entre los cuales se encuentra el Fondo global para el acceso a la vacuna contra el Covid-19, conocido por sus siglas en inglés como Covax; que bajo el auspicio de la Organización Mundial de la Salud, tiene disponible para nuestro país poco más de once millones de dosis.
En el marco de la ardua tarea de buscar vacunas, el presidente Maduro ha denunciado el acaparamiento por parte de los países ricos, revelando un dato grotesco: 15 países de renta alta poseen el 88 % de las vacunas producidas hasta ahora. En palabras sencillas, no es que un país tiene los fondos, sale y consigue las vacunas disponibles.
Mientras tanto la oposición fracasada que sale a la calle a pedir una vacunación masiva, es la misma que tiene un liderazgo que secuestra y derrocha fondos públicos, además de sabotear de manera continuada, el acceso a fondos como el Covax.
En el occidente de nuestro planeta se ha impuesto que la “solución final” para la pandemia del Covid-19, es la vacunación masiva. Sin embargo los hechos parecen desmentir esta versión hasta ahora, cuando se observa que por ejemplo Chile, vacunando el 60 % de su población, no exhibe mejoras en el comportamiento de la pandemia, entre otros referentes claves.
En necesario mirar lo que ocurre en el oriente del mundo, por ejemplo China, que logró controlar efectivamente la pandemia sin la vacuna. Allí se implementó una estricta cuarentena, se afinaron los mecanismos de detección y rastreo de casos, y hasta ahora solo lleva el 14 % de su población vacunada. China, es un pueblo del cual podemos tomar lecciones, pero no es el único; para adaptarlas a nuestra realidad, conscientes de las limitaciones internas y de las consecuencias del cerco contra el país.
