La quemosis conjuntival es un signo de irritación ocular. Se trata de un proceso inflamatorio, de curso benigno, que afecta a la conjuntiva, una membrana casi transparente que supone la superficie más externa del globo ocular. Esta recubre tanto la esclera (parte blanca del ojo) como el interior de los párpados.
En la mayoría de los casos, esta condición está relacionada con reacciones alérgicas o infecciones oculares. No obstante, hay otras posibles causas. El inconveniente es que si no se trata de forma adecuada, puede agravarse y alterar la visión o la capacidad para cerrar el ojo. ¿Cómo reconocerla? ¿Cuál es su tratamiento?
¿Qué es la quemosis conjuntival?
La quemosis conjuntival es la inflamación de la membrana mucosa que recubre el globo ocular. De acuerdo con una publicación del sistema de salud Mount Sinai, su aparición está relacionada con alergias, infecciones, lesiones o la complicación de una cirugía ocular.
Debido a esto, no es como tal una enfermedad, sino que es un síntoma. Se puede presentar de manera unilateral o bilateral. Además, no es contagiosa y puede ocurrir en personas de todas las edades y de cualquier sexo.
La conjuntiva es la membrana que recubre la esclerótica y la superficie interna de los párpados. Cuando se produce la quemosis, la irritación hace que se hinche y se edematice. Por eso, el ojo se asemeja a una ampolla grande con líquido.
La quemosis suele limitarse al pliegue del ojo. El problema es que, en muchos casos, el proceso inflamatorio alcanza la córnea. Esta última es una de las lentes que permite enfocar de forma adecuada los rayos de luz en el ojo.
Al resultar afectada, la visión queda perjudicada. Por otra parte, esta condición se puede volver recurrente y crónica, en especial cuando se vincula a procesos alérgicos. De ahí la importancia de darle un tratamiento adecuado.
¿Cuáles son sus síntomas?
Una publicación a través de Vision Center explica que la quemosis provoca la acumulación de líquido en los párpados y en la membrana que recubre los ojos. A raíz de esto, se experimentan otros síntomas como el dolor y la comezón, que suelen aumentar al abrir y cerrar los ojos. Otras manifestaciones clínicas son las siguientes:
- Ojos llorosos.
- Lagrimeo excesivo.
- Enrojecimiento e irritación de los ojos.
- Diplopía (visión doble).
- Visión borrosa.
- Sensación de cuerpo extraño.
Si la inflamación se agrava, puede acumularse tanto líquido que el ojo se asemeja a una ampolla. Hay quienes se sienten incapaz de cerrar de forma completa el párpado y, una vez avanza a la córnea, disminuye la agudeza visual.
Causas de la quemosis conjuntival
La quemosis conjuntival no es una enfermedad como tal. Es una reacción inflamatoria que puede aparecer por numerosos motivos. Sus causas más frecuentes son las siguientes:
- Lesiones oculares. Estas suelen tener su origen en el contacto con agentes agresivos, como productos químicos, partículas de polvo, entre otras sustancias. También por frotarse de forma agresiva los ojos.
- Procesos infecciosos. Por ejemplo, la conjuntivitis, que está causada por virus o bacterias.
- Reacciones alérgicas.
- Angioedemas. Es la tumefacción (formación de un edema) bajo la piel, las mucosas y el tejido submucoso.
- Enfermedad de Graves.
- Problemas de tiroides, como el hipertiroidismo.
Otras posibles causas
Algunas veces, la quemosis conjuntival es un signo que aparece asociado a la retención de líquidos. Cuando una persona sufre edema severo (la principal causa son ciertos medicamentos), es posible que los síntomas se extiendan al ojo.
Aunque es algo infrecuente, un tumor en la parte periorbital del ojo puede producir quemosis conjuntival. Lo mismo ocurre si hay una alteración del flujo de los líquidos oculares. Incluso, esta afección puede aparecer por estar en un clima muy seco.
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