26 de noviembre de 2024 12:48 AM

Hurgarse la nariz podría aumentar riesgo de alzhéimer y demencia

Un gesto tan común como hurgarse la nariz podría suponer un riesgo para la salud mental porque un estudio ha comprobado que al hacerlo se puede introducir una bacteria, la Chlamydia pneumoniae, que tiene la capacidad de viajar a través del nervio olfativo en la nariz hasta el cerebro de los ratones, donde ha creado marcadores relacionados con la enfermedad de Alzheimer.

La investigación se ha publicado en Scientific Reports y ha sido realizada por científicos de la Universidad de Griffith, que descubrieron que la Chlamydia pneumoniae contrajo el nervio que se encuentra entre la cavidad nasal y el cerebro, utilizándolo como una vía para invadir el sistema nervioso central. La respuesta de las células cerebrales fue depositar proteína beta amiloide, una de las características del alzhéimer.

“Somos los primeros en demostrar que Chlamydia pneumoniae puede subir directamente por la nariz y llegar al cerebro, donde puede desencadenar patologías que se parecen a la enfermedad de Alzheimer”, ha declarado el profesor James St. John, director del Centro Clem Jones de Neurobiología e Investigación de Células Madre. “Vimos que esto sucedió en un modelo de ratón, y la evidencia también es potencialmente aterradora para los humanos”.

Eliminar los pelos de la nariz no es una buena idea

A los virus y las bacterias les resulta fácil llegar al cerebro a través del nervio olfativo porque está expuesto al aire y a través de él evitan la barrera hematoencefálica y pueden penetrar en el cerebro. El profesor St. John ha indicado que hay que proteger el revestimiento interno de la nariz para reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer de aparición tardía, y que “pellizcarse la nariz y arrancarse los pelos de la nariz no es una buena idea”, ya que “no queremos dañar el interior de nuestra nariz y pellizcarnos y depilarnos puede hacerlo”.

El equipo de investigadores está organizando la próxima fase de investigación, con el objetivo de determinar si lo que han encontrado en los ratones también se produce en los humanos. “Necesitamos hacer este estudio en humanos y confirmar si la misma vía funciona de la misma manera. Es una investigación que ha sido propuesta por muchas personas, pero que aún no se ha completado. Lo que sí sabemos es que estas mismas bacterias están presentes en los humanos, pero no hemos descubierto cómo llegan allí”.

Según el profesor St. John, las pruebas de olfato también pueden tener potencial como detectores del alzhéimer y la demencia, ya que la pérdida del sentido del olfato es un indicador temprano del alzhéimer, por lo que sugiere que realizar pruebas de olfato a las personas a partir de los 60 años podría ser útil para detectar precozmente este tipo de demencia.

“Una vez que pasa de los 65 años, su factor de riesgo aumenta, pero también estamos analizando otras causas, porque no es solo la edad, también es la exposición ambiental. Y creemos que las bacterias y los virus son críticos”.

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