Por Henry Alviarez
«Ranger Soul» fue el título de una hermosa versión casera del «Alma Llanera» hecha y cantada en inglés por venezolanos que quiero, respeto y admiro como lo son mis queridas amiga María Teresa Morín tocando el cuatro, Anabel Alayeto Bigott y Patricia Poleo tocando las maracas, acompañadas de músicos que se destacaban como Daniel Contreras con un cajón español y Omar con su voz y su guitarra.
La canción fue una belleza, pero quiero destacar el sentimiento que me trasmitieron al poder escuchar esta bella interpretación. Allí estaba representado el sentir de no pocos venezolanos hoy apartados de su terruño, producto de la desgracia que nos ha tocado vivir como nación. Allí brotaba el alma y las querencias por nuestro país, hoy secuestrado por desnaturalizados, que han traicionado no solo el gentilicio nacional, sino que han sacado a relucir lo peor del hombre, miseria, resentimiento, corrupción e indolencia al extremo que atentan con la vida de muchos que apostaron todo a esta nación y que siguen luchando para lograrla liberar.
En el grito eufórico y sentido de «Viva Venezuela» que se realza en el medio de la canción, está la voz de una sociedad que lucha y no se rinde, la Venezuela que no se doblega, que erguida se mantiene ante la adversidad, y que dejará hasta su último aliento para alcanzar su principal objetivo, su libertad.
Este grito de amor sentido, es la afirmación de que no nos han derrotado y que esta lucha espiritual y existencial la vamos a ganar. Ciertamente las intenciones malévolas del régimen, que han traído como consecuencia muchas muertes, frustraciones, pérdidas irreparables en lo material y espiritual, así como el desmembramiento familiar, y el destierro de más de seis millones de venezolanos, no le fue suficiente para conmover y derrotar a una ciudadanía bondadosa, pero digna que decidió no arrodillarse.
Quisieron permear todos los sectores de la vida nacional para ponerlos a su servicio, pero siempre les salieron voces irreverentes y ciudadanos libres, que han dicho, NO, no nos rendimos, aquí estamos firmes y avanzaremos para que finalmente el bien se impongan ante estas fuerzas oscuras, que causan daños estructurales a nuestra identidad nacional, pero que no termina de derrumbar el gen republicano que nos arropa en esencia.
Han querido tener a todos sumisos como borrego y lo han logrado parcialmente, sobre todo notorio en algunos individuos que disfrazados de oposición oxigenan y cohonestan tanta maldad, y le hacen su juego, pero la Venezuela decente está allí y repudia a unos y a otros. Quisieron tomar todos los procesos productivos patrios estableciendo su propia cúpula lisonjera e interesada empresarial, pero los emprendimientos y los productores honestos, sacrificando su propio patrimonio no desmayan ni se entregan, quieren secuestrar a una población hambrienta a cuenta de dádivas esporádicas manifestadas en bolsas de comidas podridas, pero el sentimiento noble y digno de ganarse su alimento en base al trabajo y los deseos de superación sobrepasa la miseria del esclavista y opresor.
Su estrategia de expulsar e impulsar la ida de una buena parte de la población, creo que será unos de sus grandes errores. Porque ciertamente nuestra gente en el exterior ha pasado muchas penurias, pero cada dolor y sufrimiento sumado al sacrificio de estar lejos de lo que ama, se ha convertido en una fuerza y en una energía arrolladora que terminará coadyuvando para que conectado con las fuerzas internas que no se rinden, pueda conquistar su liberación y convertir este país en una «Tierra de Gracia», por qué así lo merecemos y porque la fuerza de Dios nos guía hacia la victoria.
Cada venezolano en el exterior lleva el alma llanera en su corazón y el deseo profundo de volver a respirar los aires caribeños, rompe la maldad reflejada en cada acción de estos criminales. La celebración, la alegría y el festejo de los nuestros, en cada momento escaso pero nutrido de recuerdo nacional, es luz que sirve de reflector de esta oscuridad coyuntural que cubre a nuestra tierra.
Cada apoyo mandado a cada familia para sobrevivir, no solo se invierte en la compra de la escasa pero necesaria comida, si no alimenta también esta fuerza ciudadana de lucha. Cada canto en el exterior de estas voces soñadoras, al ritmo de gaita, de salsa, de música llanera o boleros, va el acento de un pueblo noble que grita la presencia de una ciudadanía de un país golpeado en su alma, pero no vencido.
Ha sido una prueba muy dura para todos, quizás merecida por tanto errores, pero esta sociedad se robustece en amor y aun cuando a veces la vemos dormida y apaciguada, hoy más que nunca prevalece unida en valores éticos y axiológicos y vendrá como río desbordado con aguas justicieras, que se llevará por delante a cómplices y a corruptos, a tibios y neutrales, y a todos aquellos culpables de esta terrible injusticia, traducida hoy en tristeza y pobreza.
Confió en esa integridad y fuerza ciudadana y ese grito de «Viva Venezuela» expresada por venezolanos en el exterior adoradores y amantes de su país, se convertirá en ese torrente sanguíneo que impulsan tantos corazones nobles, deseosos y convencidos que pronto nos abrazaremos para celebrar la familia y la vida. Por ustedes hermanos venezolanos, hoy en el exterior, vale la pena esta lucha. Son ustedes un bálsamo a nuestra alma, al espíritu y a nuestro corazón. Seremos libres.
Henry G. Alviarez Alviarez
Coordinador nacional de organización de Vente Venezuela