22 de noviembre de 2024 6:56 PM

Hallan en Venezuela a dos cachorros Jukumari, el único oso autóctono de Suramérica

Un grupo de investigadores venezolanos dedicados al estudio y conservación del único oso autóctono de Suramérica, el Frontino, también conocido como Jukumari, están esperanzados al descubrir dos cachorros de esta especie en la región andina de Venezuela, país en el que el ‘Tremarctos ornatus’como se le conoce por su nombre científico— se encuentra en peligro de extinción.

Por: El Espectador de Caracas con información de Actualidad RT

La especie, que también es referenciada como oso andino, suramericano, ‘el salvaje’, gran oso decorado o de anteojos —por su particulares rasgos en el rostro— tiene presencia en la Cordillera de los Andes, en las montañas frías de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia; con posibles avistamientos al norte de Argentina y hasta en el Darién de Panamá.

Los investigadores que forman parte de la Red de Oso Andino de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) pertenecen a la Organización No Gubernamental Proyecto Oso Andino Guaramacal, un grupo fundado en 2016, en Boconó, estado Trujillo (al occidente de Venezuela), por Marcos Hidalgo, un ingeniero y docente de Ecología de la Universidad de Los Andes (ULA).

El hallazgo se logró a mediados de junio de este año, cuando el equipo captó imágenes «inéditas» con «cámaras trampas» de una osa acompañada por dos cachorros de cuatro a cinco meses de edad, mientras transitaban un sendero del Ramal de Calderas, zona montañosa con 2.346 metros de altitud aún no protegida que comparte límites con los estados Barinas, Trujillo y Mérida.

«Este es un hecho que trae mucha esperanza, representa la vida y la convicción que aún hay mucho que hacer por salvaguardar la especie y su hábitat. Además, nos llena de compromiso para proteger estos territorios junto con las comunidades, por el oso andino y las especies asociadas a su presencia», dice Hidalgo en entrevista con RT.

¿A qué obedece la presencia de nuevas crías?

Hidalgo explica que cuando una hembra decide tener crías en un lugar es porque las condiciones de vida están más que dadas. «Por nuestros chequeos de campo es así, no existen presiones antrópicas (impacto causado en el medio ambiente por la actividad humana) cercanas. Además, la presencia de otras especies en la misma estación, nos indica que el ecosistema es eficiente».

El proyecto ha logrado ubicar, a la fecha, a por lo menos 14 osos que comparten su hábitat con otras 17 especies, entre mamíferos como pumas, coatíes, picures, lapas (en vulnerabilidad) y aves como el paují (en reducción).

En el mundo existen ocho especies de osos: Polar, Pardo, Negro americano, Panda, Bezudo, Malayo, Negro asiático y el Frontino. «De ahí la importancia de cuidarlo y proteger las zonas donde se encuentra, pues están catalogados como especie vulnerable en Suramérica y en peligro de extinción en Venezuela», indica Hidalgo.

En el Ramal de Calderas también han visto a otros dos osos frontinos, uno de ellos es ‘Niquitao’, al que denominan como un macho dominante. Los osos, explica Hidalgo, transitan entre las montañas de Guaramacal y Calderas, que a su vez se comunican con el corredor que interconecta a los Parques Nacionales Guaramacal y la Sierra Nevada, territorios protegidos por el Estado.

¿Cómo hallaron a los osos?

El hallazgo se produjo luego de una exploración previa, realizada en noviembre de 2020, en las Calderas, donde vieron una guardería de osa y decidieron montar cámaras para ver su evolución. Esto fue lo que permitió registrar a los cachorros.

Hidalgo comenta que ahora las cámaras sirven para ver cómo se desarrollan las crías, proceso que mantendrán mientras la hembra siga transitando por el lugar. «Si la hembra está allí es porque está tranquila y tiene condiciones. Si se llega a ir, algo pasó».

La mayor amenaza del Jukumari es el ser humano y la cacería, actividad que aún persiste y representa un revés para la conservación de este mítico animal. También afectan la expansión de la frontera agropecuaria y las actividades productivas sin regulación, que generan fragmentación de los territorios y pérdida de hábitat.

«Una de las principales preocupaciones, una vez se dio a conocer la noticia de los cachorros, es cómo protegerlos. Estamos trabajando con las comunidades, para que la gente entienda lo que estamos haciendo, para que no maten al oso, que sepan que no es una amenaza», dice el entrevistado.

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