Refrigeración de huevos: clave para prevenir Salmonella y conservar frescura

Existe un debate constante sobre la ubicación adecuada para almacenar los huevos en casa: ¿dentro de la nevera o a temperatura ambiente? Ambas opciones son válidas, pero hay argumentos sólidos a favor de refrigerarlos. Permíteme explicarte las razones científicas detrás de esta elección.

En primer lugar, la principal razón para refrigerar los huevos es la prevención de la Salmonella. En países como Estados Unidos, las normas de seguridad alimentaria requieren que los huevos se laven antes de la venta, eliminando una capa protectora natural llamada cutícula. Esto hace que los huevos sean más susceptibles a la contaminación bacteriana, por lo que es recomendable refrigerarlos para minimizar el riesgo de crecimiento de bacterias.

Además, diversos estudios han demostrado que los huevos se mantienen frescos durante más tiempo cuando se almacenan en la nevera. A temperatura ambiente, los huevos tienden a deteriorarse más rápido. En un entorno refrigerado, pueden conservarse frescos durante varias semanas. La refrigeración reduce la tasa de pérdida de agua y gases a través de la cáscara, lo que contribuye a mantener la calidad interna del huevo.

Sin embargo, surge un problema al sacar los huevos de la nevera. Si los dejamos fuera durante mucho tiempo después de refrigerarlos, se favorece la condensación de pequeñas partículas, lo que puede ser una fuente de proliferación bacteriana. Por lo tanto, no es recomendable sacar los huevos de la nevera horas antes de freírlos.

Con información de ¿Nevera o alacena?

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