También conocida como tejido adiposo marrón, la grasa parda está en el cuerpo de los mamíferos. Aunque en los seres humanos no cumple exactamente la misma función que en los animales, resulta fundamental en los recién nacidos y podría ayudar al metabolismo de los adultos.
Se diferencia de la grasa blanca, principalmente, en el objetivo que cumple dentro del organismo. Mientras que la blanca es la forma que tenemos de almacenar energía, la marrón genera calor para responder al frío y mantener la temperatura interna.
También la localización es distinta. La grasa blanca está debajo de la piel y alrededor de algunos órganos, mientras que la marrón se encuentra en la entrada de las venas y las arterias a los riñones, alrededor de las arterias carótidas, en la tiroides, en las axilas y entre las escápulas.
¿Por qué tenemos grasa parda y para qué sirve?
La grasa parda o marrón se llama así porque se ve de ese color al microscopio. Tiene una gran cantidad de pequeñas arterias y venas dentro, además de que sus células están repletas de unas estructuras llamadas mitocondrias. Es gracias a estas características que puede generar calor.
Justamente, su función más destacada es producir un aumento de temperatura, mediante el metabolismo, para contrarrestar el frío externo. El proceso recibe el nombre de termogénesis.
Es un mecanismo crucial para la supervivencia de los recién nacidos. En ellos, la cantidad de grasa parda es elevada en comparación con los adultos. Por eso pueden regular su temperatura interna frente al ambiente hostil que se les presenta al salir del vientre de su mamá. De otro modo, el cambio resultaría muy brusco y peligroso.
Pero, a medida que envejecemos, esta proporción se reduce. Si bien nunca desaparece por completo, a mayor edad hay menor presencia de grasa marrón en el cuerpo.
¿Por qué sería importante para la medicina?
Esta grasa empezó a ganar notoriedad entre los expertos y científicos porque se descubrió que tiene potencial para mejorar nuestra salud. Es así que diversas investigaciones encontraron características en ella que se siguen explorando, como las siguientes:
- La activación de este tejido incrementa el gasto calórico. Es decir, su metabolismo contribuye a quemar calorías y, por lo tanto, sería un apoyo para los procesos de pérdida de peso. De hecho, la transformación de grasa blanca en parda es un fenómeno que permitiría reducir la primera y aumentar la segunda, a través de la aparición de grasa beige.
- Podría mejorar la sensibilidad a la insulina. Es decir, la capacidad que tiene el cuerpo de responder a esta hormona y regular los niveles de azúcar en la sangre. Esto es fundamental para prevenir enfermedades, como la diabetes tipo 2.
- Tendría efectos positivos en la salud cardiovascular. Las personas con más proporción de esta grasa suelen tener menos hipertensión arterial y niveles más bajos de colesterol en la sangre.
¿Cómo activar la grasa parda?
Considerando su importancia para el metabolismo, sería lógico poner en marcha estrategias para tener más grasa marrón y menos blanca. La buena noticia es que existen actividades, hábitos y alimentos que pueden ayudarnos a cumplir con este objetivo. Mira cuáles son.
Exponerte al frío
La exposición a temperaturas bajas es uno de los métodos más efectivos para la activación. El estímulo provoca que, mediante el metabolismo, intentemos generar calor.
Las opciones más prácticas son las siguientes:
- Duchas de agua fría. Se recomienda bajar la temperatura hacia el final del baño, antes de terminar.
- Reducir el uso de calefacción en interiores. No hace falta que estés con mangas cortas dentro de tu casa.
- Salir al aire libre durante los climas frescos. No te expongas demasiado ni dejes de abrigarte. Basta con que no te quedes dentro todo el día en otoño o invierno. Por supuesto, si tienes síntomas respiratorios, no lo hagas.
Hacer ejercicio físico
Con una rutina regular de actividad física reducirás tu peso corporal, a expensas de la disminución de grasa blanca. Pero, a la vez, tu grasa marrón se activará y ocurrirá el «pardeamiento». Este el nombre que recibe la conversión del tejido adiposo blanco al marrón.
Lo que sucede es que el músculo produce la hormona irisina cuando está activo. La irisina es la encargada de dar la orden para que la grasa blanca se vuelva parda.
Cualquier forma de actividad física cumplirá con el objetivo. Puedes elegir entrenamiento aeróbico, de alta intensidad o de fuerza.
Comer alimentos que activan la grasa parda
No hay evidencia concluyente sobre qué ingredientes son capaces de activar este tejido. Sin embargo, se especula con algunos que podrían contribuir indirectamente a su función, como los siguientes:
- Picantes. Por ejemplo, el pimiento. La sustancia responsable sería la capsaicina, que es termogénica y obliga al cuerpo a generar calor, por lo tanto, a quemar calorías.
- Frutas como manzanas y peras. Ambas son ricas en ácido ursólico, un antioxidante y antiinflamatorio que se asocia con un aumento de la masa muscular y de la grasa parda.
- Bebidas como el té y el café. Los componentes activos, como la cafeína, incrementan el metabolismo. De hecho, son infusiones que demostraron efectos beneficiosos en personas con sobrepeso y obesidad, cuando se combinaban con ejercicio físico.
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