Gonzalo Oliveros Navarro: Un intercambio

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Eso se ha producido entre Estados Unidos y Venezuela pero no de productos, de personas, casi como el que se realizó el pasado mes entre rusos y ucranianos como consecuencia de la guerra entre ambas naciones.

Canouan, que así se llama el lugar, en San Vincent y las Granadinas, fue el sitio elegido por las partes para el mismo, según le leo a una amiga colombiana generalmente muy bien informada.

Si hacemos memoria, en USA, dos venezolanos vinculados parentalmente a la familia que ocupa el Palacio de Miraflores, fueron detenidos, enjuiciados y condenados por actividades de narcotrafico. Su causa, juzgada con todas las garantías que el sistema penal de ese país tiene, avanzó hasta sentencia firme dentro de los plazos que la normativa del país tiene.

Del lado venezolano, las personas liberadas, con cerca de cuatro años de detención sin sentencia alguna y por tanto inocentes de todo delito, fueron presa del sistema judicial que la Misión Internacional de las Naciones Unidas ha retratado perfectamente en su último informe, uno donde no hay independencia judicial, lo que explica que, en ese como en muchos casos en los cuales quienes ejercen el poder tienen interés, avance o se retrase según sea el mismo.

Demás está decir que el intercambio ha generado reacciones, allá y aquí.

En el norte, por supuesto que el emblemático senador de origen latino de la Florida por el Partido Republicano fue de los primeros en denostrar pues, obvio es, lo ocurrido le beneficia ante su clientela partidaria, en tanto que en Venezuela, desde distintos sectores se desprenden críticas acerbas respecto de la decisión pues, a juicio de quienes así piensan, la misma evidencia debilidad americana.

La primera obligación de un Estado es salvaguardar a sus ciudadanos y mucho más si estos son inocentes del delito que se les imputa o tal como ocurre con Caracas, el sistema judicial del país que les juzgará, carece de las garantías mínimas al respecto, lo que es el caso venezolano derivado de la desinstitucionalizacion a la que está sometido el país y sus ciudadanos. Ante esa circunstancia es irreprochable la conducta americana que sería un error interpretar como muestra de debilidad. Lo que observaremos en no tan largo plazo, evidenciará lo que afirmo.

Estados Unidos sigue dando muestras a la gestión caraqueña, con distintos gestos, de su interés en que la crisis institucional que afecta a Venezuela se revierta, lo que implica que se comete un grave error en nuestro país si las decisiones norteamericanas adoptadas, no son interpretadas adecuadamente.

La liberación de los jóvenes venezolanos condenados en Estados Unidos es una muestra más de la disposición americana de contribuir a resolver nuestra crisis, así entonces habrá que esperar la reacción interna de quienes al norte del sur deciden los destinos nacionales, para saber si ellos son de la misma opinión.

Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural

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