Un distinguido abogado –quien en algún momento actuó como juez- me informa su decisión de retirarse a los cuarteles de invierno. Lo justifica por el estado actual de la judicatura entre otras razones porque “se ha llegado al extremo de que abogados gestores buscan clientes para determinados clientes”.
Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural
Quienes tuvimos el privilegio de ejercer en democracia y lo hicimos en este socialismo del siglo 21 perfectamente podemos establecer diferencias respecto de comportamientos profesionales y jurisdiccionales y por éllo el nivel de exigencia de conductas que tenemos es superior al de las nuevas generaciones.
Estas últimas solo conocen lo que están presenciando, con la particularidad que pudieren creer que es normal lo que no es. A eso llegará el momento de ponerle fin.
Abogados y jueces honorables los hay –de hecho son la mayoría- solo que la actividad de los otros y la circunstancia que ante la vista de todos realicen sus actividades pudiere hacer creer al público que observa que todos somos así.
En algún momento la democracia y la libertad retornarán al país. Cuando éllo ocurra, quienes contribuyeron en antaño con su actuación a honrar la actividad judicial tendrán la obligación de retornar al servicio público a los efectos de adelantar el proceso de transición que también en la justicia será necesario. Será su contribución a la causa mientras se adelanta el obligatorio sistema de concursos que prevé la Constitución.
Quienes nos hemos dedicado desde que nos graduamos al Derecho, en los estrados judiciales y en las aulas y además creemos que es posible hacer las cosas mucho mejor que como lo hemos hecho hasta ahora, a éllo estamos comprometidos.
Debo recordar a quienes me leen que, al dia siguiente de nuestra designación como Magistrado de la Sala de Casación Civil del TSJ ocurrida el 21 de julio del 2017 y antes de hacerse efectiva la persecución que contra nosotros se desató y se hizo patente en la persona del Magistrado Angel Zerpa, la mayoría de quienes fuimos designados en esa oportunidad y asistimos a la única reunión de trabajo que pudimos celebrar antes de salir al exilio, convinimos en que nuestra disposición era la de ayudar a construir la República de la Justicia. En lo personal, el compromiso sigue intacto.
Los juristas que han pasado a retiro, cuyas fuerzas físicas lo permitan y que estén dispuestos a poner nuevamente sus conocimientos y prestigio en beneficio del país, desde ya quedan invitados –en lo que a mí concierne- a prepararse para el retorno.
Si las circunstancias lo permiten y recuperamos a corto plazo nuestra democracia, ese abogado que me anuncia su retiro y muchos como él que con su actuar dieron lustre el foro venezolano, seguramente habrá de reincorporarse a la reconstrucción del país en el área de su competencia.