Gonzalo Oliveros Navarro: Interesante resultado

Hace dos días, en Colombia, se produjo el inicio de un nuevo período de sesiones del Congreso de ese país, oportunidad en la cual, las cámaras que lo integran debieron elegir sus directivas, ocurriendo en la del senado algo supremamente interesante.

Gonzalo Oliveros Navarro

@barraplural 

Conforme a los términos de la Ley 1909 del 2018 de Colombia, uno de los integrantes de la directiva de ese cuerpo de representación popular –como ocurre con los demás del país-  debe ocuparlo un representante de las fuerzas que, en los términos de la misma ley, se oponen a la gestión ejecutiva de turno, lo cual deben declarar al principio de la gestión del período de esta, aun cuando pueden cambiar de postura solo una vez durante el respectivo período. 

Bajo la primera  premisa, quienes forman parte de la corriente opositora a la gestión del señor Presidente Duque postularon a la segunda vicepresidencia a uno de los más fervientes partidarios del senador Gustavo Petro, pero ocurre que, por esas dinámicas de la política, no pudo ser electo pues los votos en blanco –es decir aquéllos expresados pero no favorables a determinado candidato- fueron superiores a los que el postulado obtuvo, con lo cual este no pudo acceder a la dignidad que aspiraba. 

En Colombia, a tenor de lo que al respecto ha establecido la Corte Constitucional de ese país, voto en blanco es “una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, con efectos políticos”. Según la misma corporación,  “el voto en blanco constituye una valiosa expresión del disenso a través del cual se promueve la protección de la libertad del elector. Como consecuencia de este reconocimiento la Constitución le adscribe una incidencia decisiva en procesos electorales orientados a proveer cargos unipersonales y de corporaciones públicas de elección popular”.

Así entonces, en esta tierra de Nariño y Caldas que me sirve de hogar desde julio del 2017, quienes aspiran a una posición, se ven afectados por una participación crítica que se evidencia en ese mecanismo –el voto en blanco- lo que me lleva a nuestro país, Venezuela.

Ciertamente que la figura no existe –pero deberíamos estudiarla- y la consecuencia de éllo es que, el rechazo que en varias ocasiones los electores han expresado, solo se ha manifestado a través de la abstención, olvidando que esta solo tiene valor en tres casos conforme a nuestra legislación, el referendo revocatorio, el aprobatorio de una ley y el abrogatorio de la misma.  

La democracia solo se enriquece con más democracia, nunca con menos.  Nuestra abstención testimonial –en búsqueda de una ilegitimidad que lamentablemente no es tal-  no produce rédito ninguno salvo en las tres figuras de participación política que mencioné. Ello trae como consecuencia una obvia conclusión, o modificamos la conducta o lo hacemos con la ley, si queremos obtener en nuestro país  resultados distintos a los que hasta ahora hemos cosechado. 

Lo ocurrido esta semana en Colombia debería ser un ejemplo que nos ilustre. 

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