Gonzalo Oliveros Navarro: En Caracas

Se encuentra en la ciudad capital la delegación noruega que aspira adelantar las negociaciones entre los factores políticos venezolanos. Según leo en las redes, la misma se ha reunido con una variedad de éllos a los fines –entiende uno- de llegar a alguna conclusión respecto de la posibilidad de las mismas.

Gonzalo Oliveros Navarro

@barraplural 

Cada actor seguramente impondrá sus límites de actuación, normalmente elevados, para a partir de allí ir reduciendo las mismas hasta lo que se crea conducente. Eso que es natural a todos los procesos de ese tipo, a algunos ha podido escandalizar, lo que implica desconocer que esa es la mecánica de esos procesos, por una parte y, por la otra que ya cada uno de los intervinientes delimitó su máxima aspiración. 

Algunos aspiran –y a veces hasta por los medios al alcance lo anuncian- que esa negociación debe ser pública, casi que en cadena nacional, para que todos la presenciemos. Craso error. Sería como una novela televisada en la cual diariamente el espectador estaría en la calle pretendiendo influir en los resultados y los participantes estarían pensando más en lo que arrojen las encuestas diarias que se harían, que en el efecto positivo de sus decisiones.

La circunstancia de que éllas deban ser discretas no implica que lo que en las mismas se fuere acordando contrariará el sentir general. Este es el que se retorne a la normalidad que la democracia genera para que produzca, cuando menos un mínimo de bienestar económico. Ese entiendo yo, es el objetivo final de una eventual negociación y para lograrlo no se requiere de la diplomacia del micrófono.

De adelantarse el proceso debemos estar persuadidos que nadie obtendrá la totalidad de lo que aspira pues éllo implicaría rendición y aquí, como lo he escrito en anteriores oportunidades, ganadores no hay pues todos perdimos. Al ser éllo así, es obvio que cada uno de los intervinientes  alcanzará lo máximo que su contraparte le permita obtener, esa será una realidad insoslayable.

  Lamentablemente para quienes han diferido del actuar del señor Maduro en Miraflores, a las negociaciones se llegará en uno de los momentos más difíciles, no solo económicamente para el país, sino políticamente para éllos. La etapa ideal para lograr ese objetivo fue el primer trimestre del 2019 y la misma se perdió como consecuencia de decisiones que en algún momento deberán ser explicadas, pues es lo que corresponde hacer en democracia. 

En todo caso -de adelantarse las negociaciones- uno aspiraría que los acuerdos parciales que se fueren adoptando se implementen de manera inmediata y no esperar que se logre uno total para hacerlo.   Cada decisión a la que se llegue, que implique un paso adelante en la normalidad del país, debe ser ejecutado.

Quienes esperamos que a nuestra tierra retorne la democracia, la libertad y la prosperidad no nos queda más que poner nuestras esperanzas en que el proceso que habría de iniciarse, concluya satisfactoriamente, permitiendo así –quiera Dios- la apertura de las cárceles y el retorno de los exiliados a nuestra tierra. 

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