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Conversaciones
En una entrevista a un canal colombiano, ha reconocido el Presidente Guaidó que existe la posibilidad de continuar conversando con el señor Maduro y quienes le acompañan, utilizando a representantes noruegos como mediadores, pues se está “hablando con todos los que puedan ayudar a solucionar la crisis”. Eso es un cambio.
En efecto, si recordamos ocasiones anteriores en los cuales los representantes de ese país nórdico han visitado Caracas, cuando menos públicamente, la información que se emitía desde la presidencia interina era que no había nada que conversar, lo cual siempre nos extrañó.
En efecto, los políticos tienen dos maneras de resolver los conflictos; la primera de éllas es a través del diálogo, la segunda de las armas. En el caso venezolano, estas solo las tiene una de las partes en conflicto pues la otra, ni las posee ni hay disposición internacional para utilizarlas. Ello entonces lleva a concluir que el único camino posible es el de la conversación, la diplomacia, las negociaciones.
Así las cosas, es el primer mecanismo el único que queda para tratar de resolver nuestra situación, utilizando para éllo –por supuesto- todas las medidas de presión que a la mano se tengan, las cuáles son en el caso de los adversarios del señor Maduro, las sanciones personales que la comunidad internacional ha establecido para partidarios de este.
En la oportunidad en la cual se hizo pública la tríada que comenzaba con el cese de la usurpación, sostuvimos que, tan importante como élla era re institucionalizar los poderes públicos del país. Hoy -cuando efectivamente todos los poderes públicos venezolanos se encuentran desconfigurados- es más urgente que nunca potenciar las negociaciones para lograr que todos éllos retornen a la normalidad que deriva de ajustarse a la Constitución.
La aclaratoria pública del Presidente Guaidó relativo a las conversaciones, sumada a la pública posición de los Estaos Unidos de América, la Unión Europea, los países integrantes del Grupo de Lima e inclusive Argentina –entre otros- , en el sentido que nuestra situación debe ser resuelta de manera pacífica por nosotros, es un avance respecto de posiciones previas que reflejaban lo contrario.
Los venezolanos –dentro del país y fuera de él- queremos que nuestra situación sea resuelta. Quizás a algunos habrá que empujarlos para llegar a éllo pero indudablemente un buen marco de inicio para eso ocurra es que busquemos la manera de sentarnos con quien corresponda -y preferiblemente con garantes- para negociar lo que sea conducente.
Gonzalo Oliveros Navarro