Gonzalo Oliveros Navarro: Barra Plural 979

Domingo 16 de enero 2022

Misión posible

Esa es la que tenemos planteada los venezolanos, la  de cambiar nuestra situación interna -esa que afecta a otras naciones- lo que es posible hacer a través de mecanismos constitucionales, pacíficos y electorales. Ciertamente que contra esa tarea conspiran actores internos –de todos los espectros- así como internacionales que actúan internamente y que, gracias a la gestión que se despliega desde Caracas,  a veces lo hacen con total descaro.

Esta semana se le atribuye a un alto funcionario ruso declaraciones según las cuales  Venezuela pudiere convertirse en sede de instalaciones  militares  rusas. 

Presencia militar extranjera en Venezuela existe y simpatía vergonzante respecto de mandatarios o personalidades extranjeras hay también en el país. Recuerdo solamente la impresión que me produjo hace mas de diez años ingresar a uno de los edificios sede de la principal empresa petrolera venezolana y encontrarme en su recepción con tres retratos inmensos, el de Hugo Chávez  -a la sazón presidente-  el de Fidel Castro y el del Che Guevara. 

Pero esa presencia se ha hecho evidente en el control extranjero de puertos, aeropuertos, atención medica, sistema de identificación, izamiento de banderas de otras naciones en instalaciones militares venezolanos, entre otras minucias, sin contar con el permanente asesoramiento militar ruso en nuestra tierra, el cual por cierto, se contrapone este siglo al que ejercieron los norteamericanos en el pasado.

Obsérvese que no hago mención alguna de la Constitución que en su artículo 13 estableció que el país sería territorio de paz y no permitirá la instalación de bases militares y la omisión es ex profeso. 

A pesar de lo que algunos sostienen,  en Venezuela no hay Constitución y eso ocurre porque quienes estarían obligados a cumplirla –o hacerla cumplir- decidieron no hacerlo, así de simple y entonces ella solo es utilizada como coartada de los distintos actores en funciones de ocasionales intereses, lo que es un contrasentido, o existe o no existe pero no se puede utilizar a conveniencia. En mi caso hoy la menciono como el instrumento que nos pudiere servir como bitácora de vuelo en este que desde hace 23 años estamos teniendo.

Bajo esos parámetros tres preguntas surgen: ¿es posible cambiar ese estado de cosas?. ¿Cómo hacerlo?. ¿Quién lo hace?.  Las respuestas, cortas, son: si; negociando; nosotros, con ayuda.

Nuestra situación solo la podemos modificar nosotros. Pero para que ello  pueda ocurrir es menester que la dirigencia política del continente supere su ideologismo y comprenda que lo que internamente –por el motivo que cada quien crea- está ocurriendo en Venezuela, afecta a sus países y es en función de la responsabilidad que con ellos tienen que estarían obligados a intervenir, como lo hicieron en los ochenta del pasado siglo con los problemas de Centroamérica que hasta Nobel de la Paz produjo a nuestro continente.

 Así, en función de esa intervención sería posible ayudar a construir una ruta pacífica, interna, negociada, que termine en algún momento en un evento electoral con presencia internacional, previa la reinstitucionalización normativa y –valga la redundancia- institucional del país y para ello, ningún escenario mejor que la Mesa Mexicana de Negociación, pues allí están representados buena parte de quienes representan a las partes en conflicto, aún las naciones que interés estratégico tienen en nuestro problema.

Ello implicará entonces –en ese escenario de perdedores que ha sido nuestro conflicto interno- recíprocas concesiones que cada uno deberá darse, en mayor o menor grado, a despecho de lo que algunos aspiran. 

Para que lo expuesto ocurra se requiere voluntad política interna, pero también de la comunidad internacional. 

Respecto de la primera, la obligación ciudadana debería ser la de presionar para que las partes lleguen a acuerdos, a través de los mecanismos institucionales que consideren conducentes, a la vez que van proponiendo ideas tendentes a la normalización del país, mientras la comunidad internacional -en función de sus particulares intereses- adopta las decisiones que con vista a estos últimos crea pertinentes. Si todos esos factores conjugan su accionar, nadie lo dude que todos seremos ganadores.

@barraplural

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