Esa fue la que desperdiciaron este pasado 26 de abril los señores que ejercen en el Palacio Legislativo caraqueño como diputados, para iniciar la reinstitucionalización del país.

La designación de quienes ocuparán los sillones de magistrados del máximo tribunal venezolano, de la manera que se adelantó, sin la participación plural de las instituciones venezolanas y sin haberse acordado -como estaba previsto- en la Mesa de Negociación de México, no solo no ayuda al país sino que, increíblemente, no lo hace con quienes pudieran estar incursos en la presunta comisión de delitos de lesa humanidad.

Cometieron un grave error quienes creyeron que con esa designación, el señor Fiscal de la Corte Penal Internacional creerá que en Venezuela está avanzando un proceso de restructuración del Poder Judicial. El señor será musiú, pero está demostrado que tonto no es.

La repetición de nombres emblemáticos para la crisis venezolana, así como la incorporación a esa instancia de abogados que más que estos han sido fichas políticas o militares de quienes ostentan el poder, seguramente le será puesto de presente al citado funcionario internacional.

Han perdido Venezuela y sus ciudadanos una nueva oportunidad para reencontrar el camino de la institucionalidad pues se ha privilegiado el compromiso personal o político antes que el interés nacional, de allí que esté persuadido que la decisión adoptada no mejorará en modo alguno la situación institucional interna ni implicará el retorno de la confianza en el sistema judicial del país. Así entonces preparémonos todos para lo que habremos de ver, más pronto que tarde, en virtud de la decisión adoptada.

La circunstancia que la ceguera de algunos hubiere impedido iniciar el proceso de reinstitucionalización tan necesario en el país, no será óbice para que continuemos abogando porque ella se adelante. Mientras en Venezuela no exista justicia confiable para todos, todos -dentro y fuera de las fronteras- estamos en riesgo, inclusive y no lo duden, quienes en este momento forman parte del establecimiento.

Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural