Decenas de personas perturbaron el jueves en Sídney la ceremonia fúnebre del cardenal australiano George Pell, que estuvo 13 meses preso por abuso de menores antes de ser absuelto por la Corte Suprema de Australia.
Los manifestantes gritaban «vergüenza» y exhibían pancartas con la frase «Pell, arde en el infierno».
George Pell murió en enero en Roma a los 81 años y fue sepultado en la cripta de la Catedral de Santa María en presencia de miles de fieles y en medio de protestas y fuerte presencia policial.
Pell fue el católico de más alto rango en ser encarcelado, en febrero de 2019, por abuso sexual de menores.
Condenado en primera instancia y luego en apelación, el cardenal fue finalmente absuelto por la Corte Suprema y puesto en libertad en marzo de 2020.
Continuó dividiendo opiniones después de su muerte, con simpatizantes que lo califican de «santo de nuestro tiempo», mientras sus detractores lo acusan de proteger a sacerdotes pedófilos.
El economista William Coleman, de 63 años, hizo fila para ofrecer sus respetos a Pell, a quien calificó como un «buen hombre» que fue tratado injustamente.
«Es lamentable que intenten interrumpir un funeral», declaró a AFP.
Pero Dianne Jacobus, víctima de abuso sexual, fue parte de un grupo que intentó atar cintas a los portones de la catedral como símbolo de apoyo a las víctimas de la iglesia.
«Es por los niños», explicó a AFP. «Yo fui abusada por un sacerdote cuando tenía 16 años, ¿cómo puedes glorificar a alguien que hizo la vista gorda?», preguntó.
Un pequeño grupo de simpatizantes colgó rosarios sobre las cintas.
El grupo Community Action for Rainbow Rights organizó una protesta para el inicio del funeral en rechazo a sus opiniones ultraconservadores sobre el aborto y el matrimonio homosexual.
Pell dijo una vez que la homosexualidad es «una amenaza a la salud mucho mayor que fumar», y se negó a dar la comunión a fieles abiertamente homosexuales siendo obispo de Sídney.
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