Ford Motor Company anunció este lunes el fin de todas sus operaciones de producción de vehículos en Brasil en 2021. Esto forma parte de un plan de reestructuración en América del Sur, región a la que abastecerá desde Argentina, Uruguay y otros mercados.
La medida debe causar un impacto de unos 4.100 millones de dólares a la empresa y afectar a unos 5.000 trabajadores, de acuerdo con Bloomberg.
«Sabemos que estas acciones son muy difíciles, pero necesarias; para poder crear un negocio saludable y sustentable», dijo el presidente de Ford, Jim Farley; citado en un comunicado de la compañía.
El comunicado de la compañía estadounidense informa que, exceptuando la manufactura de piezas por algunos meses, las operaciones cesarán de forma inmediata en su fábrica de Camaçari (estado de Bahia, nordeste de Brasil) y de Taubaté, en el interior del estado de Sao Paulo.
Una tercera fábrica en Ceará (noreste) continuará funcionando hasta el último trimestre del año.
Ford mantendrá un centro de pruebas localizado en Tatuí (interior de Sao Paulo). Así como su sede regional en la capital económica de América Latina.
«Las operaciones de manufactura en Argentina y Uruguay y las organizaciones de ventas en otros mercados de América del Sur no serán impactadas», afirma la nota de Ford.
La venta de vehículos nuevos en Brasil se derrumbó un 26,16% en 2020; bajo el impacto de la pandemia de coronavirus, informó la semana pasada la Federación Nacional de Distribuidores de Vehículos Automotores (Fenabrave).
El año pasado se patentaron 2,05 millones de automóviles, frente a 2,787 millones en 2019. Las categorías más impactadas fueron las de coches particulares (-28,57%), con 1,61 millones de unidades vendidas, y la de autobuses (-33%), con 18.219 unidades.
Ford había anunciado en noviembre su regreso a Uruguay después de más de tres décadas, para ensamblar vehículos de transporte destinados a abastecer al mercado sudamericano. Esa planta supondrá la creación de 200 puestos de trabajo directos, según el gobierno uruguayo.
En 2019, la empresa decidió el cierre del Conjunto Industrial Ford Sao Bernardo do Campo, su fábrica más antigua en Brasil, afectando a unos 2.800 trabajadores.
