El Fondo Monetario Internacional estima que los déficits públicos seguirán creciendo en los próximos años pese a la recuperación económica tras la crisis provocada por la pandemia, según el nuevo informe de vigilancia fiscal del organismo publicado este miércoles.
«Bajo las proyecciones actuales, el endurecimiento fiscal gradual previsto no será suficiente para prevenir que las ratios de deuda pública recuperen una tendencia al alza, a medida que el Producto Interior Bruto (PIB) nominal se desacelera», se puede leer en el escrito.
La Institución estima que los déficits públicos escalarán hasta alcanzar el 5 % del PIB de media -aunque con gran variación entre países-, a medida que los gobiernos se enfrentan a intereses más altos y a presiones para aumentar el gasto público, incluido el gasto en pensiones y salarios para llegar al nivel de la inflación.
Será el caso de Estados Unidos, donde el déficit público crecerá este año hasta el 6,3 % del Producto Interior Bruto (PIB), después de haber registrado tasas del 14 % y del 11 % en 2020 y 2021, respectivamente, por el gasto público para sortear lo peor de la pandemia de Covid-19.
La cifra seguirá creciendo hasta llegar a un 7,1 % en 2025, antes de comenzar a reducirse ligeramente durante los dos años siguientes.
Del mismo modo, la deuda estadounidense aumentará progresivamente durante los próximos años y alcanzará niveles por encima de los que registró durante lo peor de la pandemia.
El organismo prevé que en 2023 la deuda de la mayor economía del mundo se sitúe en el 122,2 % del PIB, una cifra que irá aumentando poco a poco y se ubicará en el 136,2 % para 2028.
El anterior pico que muestran las cifras del FMI fue en 2020, cuando la deuda estadounidense alcanzó el 133,5 % de su Producto Interno Bruto (PIB).
De forma opuesta, China reducirá progresivamente su déficit público, si bien el nivel de deuda de la segunda economía del mundo crecerá también durante los próximos años y se situará en un 104,9 % del PIB para 2028.
Según el informe, el gigante asiático registrará un déficit del 6,9 % en 2023, seis décimas por debajo del que tuvo el año pasado. La tasa bajará al 6,4 % en 2024 y, para 2028, se ubicará en un 6 % del PIB.
En cuanto a la deuda, el organismo estima que será del 82,4 % del PIB en 2023, cifra que aumentará hasta el 87,2 % en 2024.
En una rueda de prensa para presentar el informe, el director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Vitor Gaspar, explicó que las tasas de déficit de muchas economías crecerán a un ritmo más alto del que se esperaba antes de la pandemia, impulsadas en gran medida por EEUU y China.
El experto aseguró que la probabilidad de que haya crisis de deuda pública en las economías avanzadas es «muy baja», aunque animó a las autoridades a mantenerse alerta ante los posibles riesgos, especialmente en un contexto de incertidumbre en los mercados financieros.
El organismo remarca en su informe que la situación fiscal global está sujeta a una gran incertidumbre, debido a la desaceleración del crecimiento y a la política de tipos altos de muchos bancos centrales para poner coto a la alta inflación.
El FMI recomendó políticas de endurecimiento fiscal para ayudar a rebajar la inflación, que se compensen con incentivos a los colectivos más vulnerables, para evitar que todo el peso de las medidas contra el aumento de precios recaiga sobre las subidas de tipos de interés.
«Una política fiscal más restrictiva -al tiempo que se da apoyo dirigido a los más vulnerables- debería complementar los esfuerzos de las autoridades monetarias para llevar la inflación de vuelta a su objetivo y permitir a los bancos centrales subir menos los tipos de interés», se puede leer en el escrito.
En este sentido, el subdirector del Departamento de Asuntos Fiscales del Fondo, Paolo Mauro, pidió que los gobiernos que han establecido programas de ayuda generalizados contra la crisis energética los reduzcan para que estén dirigidos únicamente a los hogares vulnerables «que realmente necesitan apoyo».
«Esto reduciría rápidamente el déficit y sería más eficiente», dijo Mauro durante la rueda de prensa para presentar el informe de vigilancia fiscal.
Los expertos del organismo avisan de que las perspectivas fiscales en el corto plazo son «inciertas» en parte por el aumento de la inflación, que está resultando ser más persistente de lo esperado, y por la reciente inestabilidad en el sector bancario.
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