Un grupo de 27 militares presos en una cárcel del estado Miranda, cercano a Caracas, concluyeron el martes una huelga de hambre que comenzó un día antes en protesta contra las amenazas que, supuestamente, habían recibido en el penal por parte de otros reclusos, según información difundida este miércoles por la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
La protesta surgió por las «amenazas de secuestro» de los presos civiles a los reos militares, si no recibían «respuestas inmediatas» de asistencia y tratamiento médico en el Centro de Procesados y Penados Militares Guaicaipuro, donde también hay reclusos que no pertenecen a la Fuerza Armada ni otros cuerpos del Estado.
Los militares levantaron la huelga tras la visita del director del Servicio Penitenciario Militar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), Luis Ojeda, quien prometió reubicar a 72 presos civiles, según una nota de prensa del OVP, que no detalla si ese es el total de reclusos que no forman parte del cuerpo, o si todavía quedará alguno tras esa reubicación.
Ojeda también se comprometió a mejorar la alimentación en el centro, pues -destacó la organización- la dieta «carece por completo de proteínas, grasas, lípidos y frutas».
Además, aseguró que garantizaría «el suministro continuo de agua potable las 24 horas del día» para evitar «enfermedades gastrointestinales e infectocontagiosas».
El OVP aseguró que la cárcel no cuenta con electricidad en todas las instalaciones y que «las celdas están ubicadas en un galpón con techo de zinc, lo que provoca un aumento extremo de la temperatura».
Destacó que el penal «no reúne los requisitos de los estándares internacionales para albergar reclusos», al tiempo que manifestó que «todos los organismos del Estado» deben «garantizar los derechos humanos» de los presos, quienes -aseguró la ONG- «sufren tortura psicológica al no poder dormir con tranquilidad».
«Durante la noche, ponen música a un volumen ensordecedor, y aunque no hay electricidad en el galpón, han instalado unos faros que al encenderse deslumbran a los internos y generan aún más calor. Estos faros permanecen encendidos toda la madrugada, impidiendo que los presos puedan dormir», afirmó.
Con información de EFE
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