Por “cuesta empinada” me refiero al camino que debe recorrerse para superar la hegemonía. Camino amplio de acuerdo con las exigencias de la Constitución formalmente vigente. Pero sumamente arduo por razones conocidas.
La hegemonía solo se interesa por su continuismo, y ha sacrificado al conjunto del país por ese objetivo. Hasta ahora lo ha logrado con la colaboración de factores políticos internos que le adornan su masiva propaganda.
Y además la hegemonía es, en gran medida, un complejo de elementos políticos y militares imbricados con la criminalidad organizada, nacional y foránea. No es poca cosa.
Pasa, eso sí, que Venezuela es un naufragio general, cuyos niveles de miseria se acercan a los de Haití. En esas trágicas condiciones el poder establecido en Venezuela no está garantizado.
Pero hace falta mucho más que decirlo o denunciarlo. La cuesta es muy empinada, cierto, pero hay que subirla.