Fernando Castro Aguayo: Tesoro invalorable

Acabamos de celebrar el día internacional de la mujer. Uno se pregunta sobre la presencia de una mujer como María, madre y esposa ejemplar, en la vida de Jesús. Esto es determinante para que Jesús fuera el perfecto hombre.

Narra el Génesis que cuando Adán descubre a Eva, la mujer, su mujer, exclama extasiado: “Esta si es carne de mi carne y hueso de mis huesos”. Descubre su otro yo, pero mujer, distinta e igual. Descubre lo femenino; ¡esa es la diferencia!

La mujer además está hecha, estructurada para la maternidad. Su constitución está orientada para engendrar, procrear y criar a sus hijos. La ciencia y la experiencia lo enseñan.

El “genio” femenino además sabe valorar lo pequeño y descubrir cosas hermosas en detalles aparentemente insignificantes. Sensibles a la belleza y al amor, merecen nuestro profundo respeto y veneración. Son un tesoro invalorable.

Un compañero de universidad me envió en estos días una consideración: Dios creó a la mujer del costado de Adán. No la creó de la cabeza porque fuera superior, o de los pies para que fuera pisoteada; más bien del costado, debajo del brazo para ser protegida y cerca del corazón para ser amada. El costado, es la parte media del cuerpo: somos iguales.

Se opone al respeto y valoración de la mujer actitudes machistas, de excesiva protección, dominación o de desprecio. Cuando un hombre alardea de lo que hace por su mujer, puede quizá olvidar lo que hace una mujer por él y por su hogar: ser esposa y madre en el hogar necesitaría un reconocimiento especial.

Tengo el mejor de los recuerdos de las mujeres de mi familia, de mis compañeras de universidad, de tantas con las que he compartido a lo largo de la vida. 

Por eso, es denigrante cuando se imponen modas y estilos que hacen a la mujer una vidriera de exhibición; cuando el encanto femenino que sólo con insinuarse mueve los mejores sentimientos, es vulgarizado o profanado por el impudor grosero y la belleza postiza.

Esta actitud de respeto y consideración forma parte del mensaje de Jesús. La mujer es un tesoro invalorable.

fcastroa@gmail.com

El Universal

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