Dos meses de anuncios y planes por parte de la administración de Nicolás Maduro llegaron a su fin este viernes 1 de octubre con el lanzamiento del «bolívar digital», un nuevo cono monetario que consiste en la supresión de seis ceros al bolívar actual, reseñó TAL CUAL.
Por: El Espectador de Caracas con información de TalCualDigital
La tercera sustitución del cono monetario en apenas 13 años ha sido promocionada por el chavismo como una solución de peso a algunos de los problemas económicos que sufre el país, pero especialmente como una transición a una modernización de las finanzas que concluirá con un sistema completamente digitalizado.
No obstante, las condiciones económicas y estructurales del país dan indicios de que los planes del oficialismo no se concretarán, al menos no de la forma esperada.
La historia reciente demuestra que la sustitución de un cono monetario para instalar uno nuevo con menos ceros no es una solución viable para lidiar con la inflación.
La última vez que se aplicó esta estrategia, con el lanzamiento del bolívar soberano en 2018, solo tuvo vigencia durante unos pocos meses.
Para julio de 2019, el Banco Central de Venezuela (BCV) emitió tres billetes nuevos, para luego concretar una nueva ampliación con tres piezas más, emitidas en marzo de 2021.
Por supuesto, el contexto de la economía venezolana es muy distinto al de 2018, cuando Venezuela afrontaba el punto más álgido de su crisis hiperinflacionaria. En 2021 la hiperinflación desaceleró su ritmo y el dólar es la moneda predominante en las transacciones comerciales.
Es precisamente por estas diferencias que crece la incertidumbre en torno al funcionamiento o al fracaso de la nueva escala monetaria de un bolívar débil, con un uso muy limitado y que genera mayor desconfianza con cada día que pasa.
Para los expertos, el proceso de reexpresión monetaria no implicará mayores cambios a la dinámica económica actual, especialmente debido a que no existe un plan macroeconómico que contemple cambios estructurales. Por eso se prevé que el impacto sea reducido y se enfoque en simplificar operaciones de sectores muy concretos de la economía nacional.
En este sentido, el economista Luis Zambrano Sequín advierte que, a diferencia de la implementación de las reexpresiones monetarias del pasado, en esta ocasión tendrá un alcance restringido, dirigido principalmente a las microtransacciones y en el sistema financiero.
«El alcance de una reexpresión monetaria es algo muy limitado. Al no formar parte de un programa de reforma, de estabilización, sus implicaciones son muy restringidas y no tendrán mayores efectos en los mercados monetario o cambiario; menos aún sobre los mercados reales», resaltó.
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