Un estudio sin precedentes ha revelado que adoptar un estilo de vida saludable puede contrarrestar el impacto de la genética en más del 60%, lo que significa que puede agregar hasta cinco años adicionales a la vida de una persona. Este estudio es el primero en investigar en qué medida los hábitos de vida saludables pueden mitigar los efectos de los genes que predisponen a una vida más corta.
Los hallazgos, basados en la investigación de varios estudios a largo plazo con 353 mil 742 participantes del Biobanco del Reino Unido, destacan la importancia de adoptar un estilo de vida saludable para aumentar la longevidad. Según los investigadores, aquellos con un alto riesgo genético de vida más corta tienen un 21% más de riesgo de fallecimiento prematura, independientemente de su estilo de vida.
Sin embargo, las personas con estilos de vida poco saludables enfrentan un riesgo aún mayor, con un 78% más de posibilidades de fallecer temprano, independientemente de su predisposición genética. Esto significa que aquellos que tienen tanto un estilo de vida poco saludable como genes de vida más corta tienen más del doble de riesgo de deceso prematura en comparación con aquellos con genes más favorables y hábitos saludables.
El estudio también reveló que las personas pueden tener cierto control sobre su destino. El riesgo genético de una vida más corta puede ser compensado en un 62% con un estilo de vida favorable, lo que podría agregar hasta 5.22 años de esperanza de vida a los 40 años.
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