El influyente académico, especialista en política internacional, Walter Russel Mead, en una reciente columna en el Wall Street Journal titulada: “Russia, China and Iran in America’s Backyard.
These adversaries threaten the U.S. with their moves into Latin America”, advierte que la creciente presencia de Rusia, China e Irán en una América Latina, políticamente inestable y afectada por recurrentes crisis socioeconómicas, se está convirtiendo en una seria amenaza de seguridad para los EEUU.
Russell menciona la construcción en Cuba de una sofisticada facilidad china de inteligencia militar, claramente dirigida hacia los EEUU.
Russell recuerda también las recientes visitas oficiales del Presidente de Irán Ebrahim Raisi a Venezuela, Nicaragua y Cuba, que fueron precedidas por visitas a esos tres países de buques de la Armada Iraní. Rusia también mantiene una estrecha cooperación militar y económica con Venezuela, Nicaragua y Cuba.
China, por su parte ya es el principal socio comercial de América del Sur. El intercambio comercial de China con América Latina subió en estos últimos veinte años de 18 millardos de dólares a 450 millardos.
Russell critica fuertemente el desinterés del gobierno de EEUU en relación a América Latina y afirma que la prosperidad y la seguridad de los países latinoamericanos deberían preocupar enormemente a los EEUU. Los también influyentes profesores Stephen Walt de la Harvard Kennedy School y John Mearsheimer de la Universidad de Chicago afirman que los EEUU, amparados en la “profundidad geográfica” de los dos océanos, deben dejar de desperdiciar tesoro, sangre y energía para ser el “policía mundial” y convertirse en el “off shore balancer”, el balancín externo que apoya a las coaliciones regionales que impidan el surgimiento de un hegemón regional, en las regiones estratégicamente fundamentales, como Europa, Asia nororiental y Medio Oriente. Pero para ejercer este rol, muy parecido al que la Gran Bretaña ejerció en el Siglo XIX, es necesario, según Walt y Mearsheimer, impedir que potencias extraregionales logren penetrar geopolíticamente en América. Las ideas de todos estos autores favorecen el resurgimiento de la llamada “No Second Cuba Policy”, que tuvo su auge en la Guerra Fría y que tenía como objetivo impedir el surgimiento de “una segunda Cuba” en el hemisferio. Recordemos la frase del Presidente Johnson en los días de la intervención en República Dominicana de 1965. ”What we can do in Vietnam if we can’t clean up the Dominican Republic”.
El problema para EEUU es que ahora ya hay tres “Cubas” en el Caribe y en el resto de América Latina muchos países se están orientando por un no alineamiento activo y pragmático frente al conflicto China- EEUU. Y aun cuando condenaron en la ONU la agresión rusa a Ucrania, no se han sumado a las sanciones contra Rusia.
La invasión de Putin a Ucrania y la agresividad geopolítica de China en Asia han provocado el fortalecimiento de la OTAN y en general de las alianzas en el llamado “Occidente”, alrededor de los EEUU. Las pacifistas Alemania y Japón de la segunda posguerra han iniciado un importante proceso de rearme.
En cambio, en América Latina parece estar fortaleciéndose de nuevo ese antiyanquismo arielista tanto de derecha, como de izquierda, recordemos las simpatías nazifascistas de los años 30 y neocomunistas en la Guerra Fría. Al respecto, recomiendo el excelente libro de Carlos Granés: “Delirio Americano.” En efecto, nuestra relación con Occidente siempre ha sido algo “peculiar”. Por eso, Octavio Paz dijo una vez que: “El latinoamericano es un ser que ha vivido en los suburbios de Occidente, en las afueras de la historia”.
@sadiocaracas
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