Las relaciones entre España y Argelia, enrarecidas tras el repentino apoyo de Madrid a la postura marroquí sobre el Sáhara Occidental, se han congelado de manera dramática en las últimas semanas, quebrando así el optimismo que había en su normalización.
Ambas naciones habían reanudado sus vuelos comerciales tras la tensión inicial e incluso, Argel había enviado nuevo Embajador a Madrid. Pero los recientes pasos del jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, han tirado por el suelo todos los avances.
El viaje exprés de Sánchez a Marruecos para ser recibido en audiencia por el rey Mohamed VI y el posterior comunicado de la Casa Real alauí, con el supuesto refrendo español a proyectos que tienen a la ex colonia española como epicentro, han dinamitado los primeros gestos de normalización de relaciones.
Según revela el medio español El Independiente, el gobierno de Argel, que suministra la mayor cantidad de gas licuado a España, ha perdido la confianza en el gobernante ibérico y no está dispuesta ha hacer más concesiones.
Tibio acercamiento
El pasado septiembre el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune aseguró que España” había comenzado a volver a la decisión europea en el asunto del Sáhara Occidental” en referencia a la intervención de Pedro Sánchez en la Asamblea General de la ONU.
En ese momento, Sánchez abogó por “una solución política mutuamente aceptable y en el marco de la Carta de las Naciones Unidas y de las resoluciones del Consejo de Seguridad” y brindó su respaldo a la misión de la ONU.
La posición de España en contra del genocidio que Israel comete contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza, también había ayudado a acercar más a los gobiernos de Madrid y Argel.
Pero el nuevo giro en la postura de Sánchez con respecto a los desmanes que Marruecos comete contra el pueblo saharaui, han hecho retroceder los pocos avances.
En Argel han molestado especialmente las declaraciones de Sánchez en la rueda de prensa posterior a la audiencia real, en respuesta a la pregunta de una periodista de la televisión estatal marroquí sobre el Sáhara. El presidente del Gobierno español volvió a ofrecer su apoyo al plan de autonomía.
Argelia considera que esa declaración reiterando el respaldo -como le pedía la reportera- estaba pactada de antemano y Sánchez aceptó hundirse de nuevo en el fango de la enemistad que libran Marruecos y Argelia.
Doble traición
No conforme con ratificar si respaldo a la dominación marroquí sobre el Sáhara Occidental, España también ha expresado su apoyo a la construcción de un nuevo gasoducto en Marruecos, que supuestamente llevaría gas al país ibérico.
Esto echa por tierra los negocios que Madrid tiene con Argel, y amplía la rivalidad con sus vecinos y la lleva a nuevos escenarios discrepantes.
Las relaciones parecieron mejorar tras el regreso de un embajador argelino a Madrid, pero el gobierno español traicionó a los argelinos por segunda vez.
A la pérdida de confianza argelina también ha contribuido notablemente la falta de tacto del ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, en los preparativos de un viaje a Argel que debía escenificar el relanzamiento de los lazos y que Madrid tuvo que cancelar doce horas antes de iniciar el viaje.
Los modos de Albares -que solo quería tratar los asuntos comerciales y evitar el asunto del Sáhara- dieron al traste con una visita en la que inicialmente tenía previsto reunirse con el presidente y el ministro de Exteriores argelinos. A pesar de las declaraciones reiteradas de Albares, Argel ha descartado su viaje en un futuro próximo.
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