Sólo 30% de las unidades de transporte en Iribarren están operativas; sin embargo, trabajan a media máquina pues son vehículos de vieja data que están urgidos de mantenimiento. Según el Sindicato del Transporte Automotor Comprometido y Organizado (Sintracor), de las 7000 que tienen registradas sólo 2100 circulan en las calles.
Por: El Espectador de Caracas con información de La Prensa Lara
El otro 70% trabaja de manera intermitente ante las fallas en la distribución de combustible, además que el ingreso base no les da lo suficiente a los transportistas para cumplir con el mantenimiento.
Y es que en las vías de la ciudad se visualizan vehículos destartalados que emiten constantemente humo negro, puertas y ventanas rotas, ni hablar de los asientos rasgados.
Carlos Arroyo, presidente de Sintracor, explicó que los buses tienen más de 40 años rodando, muchos presentan fallas en motor y lo poco que hacen los choferes es para la compra de comida.
«El 85% de los conductores deben ajustar y repararles cualquier cosa a diario. No deberían estar circulando, pero es nuestro patrimonio y lo que tenemos», dijo. Considera que es urgente un cambio de flota para modernizar el transporte en Iribarren, pero que también se replique en el resto del estado Lara.
El presidente de Sintracor explicó que desde hace al menos cuatro años, el Gobierno nacional y regional no los ayuda ni con una gota de aceite. «Es decir, que no tenemos ningún subsidio en lubricantes, cauchos y ningún repuesto para mantener las unidades en óptimas condiciones», dice añorando aquellos planes que pasaron al olvido.
Esa realidad de vehículos deteriorados se ve reflejada en las calles. Más en aquellas unidades de transporte que cumplen ruta hacia el oeste y norte de la ciudad, algunas botando humo, otras con notable deterioro de carrocería, latonería y pintura.
Usuarios aseguran que desde hace tiempo se ve la crítica situación; sin embargo, no les queda de otra que andar así. «Sueltan humo como chimenea y todo, pero no tenemos más opción que subirnos allí», dijo Carolina Alvarado mientras esperaba en una parada del centro, para trasladarse a su vivienda en el norte.