El presidente de Argentina, Alberto Fernández, aseveró este martes que hoy en día en el país «no hay espacio para la corrupción». Y defendió que él y muchos funcionarios de su gobierno «se van a su casa igual que cuando llegaron, ninguno se vio más enriquecido».
«No enriquecimos a nuestras familias, no somos amigos de empresarios, no le entregamos obras a nuestros amigos, no hicimos nada de eso. Y también hicimos muchas cosas más por la integridad y la calidad ética del gobierno”. Así se expresó el mandatario durante la presentación en Buenos Aires de la Mesa Nacional de Integridad y Transparencia.
Esta iniciativa busca ser un espacio de articulación de políticas relativas a la ética en la Administración Pública Nacional.
“Algo de lo que hablo desde el primer día de mandato es la necesidad de tener un Estado eficiente, que funcione con transparencia, y cuyos funcionarios tengan la integridad ética necesaria. Era una preocupación que tenía, porque la Argentina en los 40 años de democracia ha tenido una y otra vez problemas recurrentes vinculados a conductas de funcionarios, lo que habitualmente llamamos corrupción”, remarcó.
«No hay espacio para la corrupción. No es algo tolerable. Es algo absolutamente intolerable. Porque todos los que estamos acá somos empleados o funcionarios públicos y lo que tenemos que hacer es servir al pueblo, y no servirnos del pueblo”, aseveró.
Fernández, acompañado de otras autoridades como el jefe de Gabinete de Ministros, Agustín Rossi y la titular de la Oficina Anticorrupción, Verónica Gómez, agregó: «Quiero que todos vean que hay un presidente, y muchos funcionarios, muchos funcionarios de mi gobierno, que se van a su casa igual que cuando llegaron», afirmó.
Este acto se dio un día después de que un juez sobreseyera a la expresidenta (2007-2015) y actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en la causa conocida como «ruta del dinero K», en la que se han investigado maniobras de lavado por parte del empresario Lázaro Báez, que fue amigo de la familia Kirchner y uno de los principales contratistas de sus gobiernos.
Ya en mayo pasado, en una entrevista con el ElDiarioAr, Fernández señaló que la vicepresidenta «no es corrupta».
«Yo la conozco. Eso lo puedo afirmar sin dudar. No lo es. Alguna gente puede decir que fue una imprudencia ética muy grave haber firmado acuerdos con alguien a quien conocían de antes, devenido en empresario vinculado a la obra pública. Pero los descuidos éticos graves que algunos puedan señalar no siempre son delitos, por eso me parece que hay que hacer la diferencia», agregó.
Y cargó contra su antecesor, el expresidente liberal Mauricio Macri (2015-2019): «Para mí, en la gestión del gobierno, la transparencia, la decencia y la honestidad son temas centrales en una Argentina devastada en esos términos, porque lo de Macri es horroroso. Los negocios de Macri con los peajes, con los proyectos de construcciones públicas-privadas, de obra pública, los parques eólicos, todo habla de la degradación de la república», sentenció.
Con información de EFE
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