Ni él recordó exactamente desde cuándo no visitaba Venezuela. Pero sí sabe que ha pasado mucho tiempo. “Gracias por esperarme”, dijo Emmanuel poco después de iniciar el show que, desde el teatro Teresa Carreño, le permitió reencontrarse con su público.
Por: El Espectador de Caracas con información de Chévere.life
Fanáticas, en su mayoría, contemporáneas con él, acompañadas por sus hijas y sobrinas quienes corearon una a una canciones inolvidables como «Sigue lloviendo afuera», «Detenedla ya», «Quiero dormir cansado», «Pobre Diablo», «El día que puedas», «Todo se derrumbó» y tantas otras que por casi dos horas tuvo a la Ríos Reyna ovacionándolo.
Emmanuel se cambió cuatro veces de vestuario. Del traje tornasol del comienzo, hasta el rojo del final, el mexicano se mostró conversador, anecdótico, simpático y capaz de robarse miles de suspiros con los mismos bailes y movimientos que lo lograron, también, hace más de tres décadas.
Recordó su etapa de torero De cómo su padre “me enseñó a amar a Venezuela… La conocí toda: Margarita, El Salto Ángel, Los Roques, La Gran Sabana”. También presentó a tres venezolanos que lo acompañan como parte de su equipo.
Dos fanáticas lograron burlar la seguridad y subirse para besarlo y él, respondió igual. Los problemas de sonido impidieron durante una parte del show apreciar lo que hizo en varias oportunidades a capella: que su voz sigue igual.
Tres veces se despidió de la gente y la misma cantidad de veces regresó. «Tú y yo», «Toda la vida», «Chica de humo» y «La última Luna» sonaron al final de la velada musical.