El rey emérito Juan Carlos I regresó este miércoles a España de modo más discreto que en su anterior visita hace casi un año, la primera desde que se instaló en Abu Dabi perseguido por los escándalos, y que provocó una enorme controversia.
Sin anuncio oficial, ni siquiera confirmación, de la Casa Real, el gobierno o alguna autoridad local, el jet privado emiratí que transportaba a Juan Carlos aterrizó en el aeropuerto de Vigo (noroeste) poco antes de las 14H00 (12H00 GMT), según un fotógrafo de AFP en el lugar.
El antiguo monarca de 85 años llegó procedente de Londres, donde la noche anterior asistió al partido de fútbol Chelsea-Real Madrid de la Champions League.
Del aeropuerto de Vigo tenía previsto desplazarse a la cercana localidad costera de Sanxenxo, el mismo lugar de Galicia que eligió en mayo de 2022 para su regreso a España casi dos años después de marcharse a vivir al extranjero, coincidiendo con una regata en la que participaba el velero «Bribón», que históricamente ha capitaneado.
También en esta ocasión se prevé que navegue con sus compañeros, y esté en Sanxenxo para la Copa de España que tendrá lugar el sábado y el domingo en el Club Náutico de esta localidad, a la que precederán algunos entrenamientos.
Silencio de la Casa Real
La Casa Real no se ha pronunciado sobre este segundo viaje, y el gobierno de Pedro Sánchez lo ha tildado de personal.
«El gobierno no tiene nada que comentar al respecto. Se trata de, como saben ustedes, decisiones personales que no nos corresponde valorar», dijo en conferencia de prensa la portavoz del gobierno, Isabel Rodríguez.
Los socios de gobierno de extrema izquierda de los socialistas fueron más duros. La visita «está absolutamente fuera de lugar», dijo a la prensa este miércoles el comunista Alberto Garzón, ministro de Consumo, en el Congreso.
«No representa a los españoles, ni a los de izquierda ni a los de derecha», y su venida «hace un daño muy importante a la imagen de España, creo que también lo hace a la monarquía», añadió Garzón.
En aquella primera visita tras caer en desgracia, Juan Carlos no rehuyó a las cámaras y fue aclamado por la gente, irritando al gobierno de Pedro Sánchez y a quienes creen que debe responder de las sospechas que acarrearon su abdicación en favor de su hijo, Felipe VI, en 2014.
«Explicaciones, ¿de qué?», respondió en aquella ocasión Juan Carlos cuando le preguntaron si iba a dárselas a su hijo.
«Inteligencia y austeridad»
En marzo de 2022, la fiscalía española decidió archivar las tres investigaciones relacionadas con la fortuna del monarca pese a haber detectado irregularidades, alegando la inviolabilidad de que disfrutó mientras fue jefe de Estado (1975-2014) y la prescripción de los posibles delitos.
Aquel primer viaje terminó con una reunión en Madrid con su hijo en la que este, según la prensa española, manifestó su incomodidad por lo ocurrido en Sanxenxo.
Luego, padre e hijo fueron vistos juntos en el funeral de la reina Isabel II de Inglaterra, en septiembre de 2022, y en el de Constantino de Grecia, en enero de 2023.
Además de la extrema izquierda, nacionalistas catalanes y vascos también criticaron esta nueva visita.
La portavoz parlamentaria de los independentistas vascos de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, pidió que se le retire el título honorífico vitalicio de «rey» por «higiene democrática».
Voces afines a la monarquía han expresado su inquietud por la cercanía de la visita de Juan Carlos con las elecciones del 28 de mayo, cuando los españoles elegirán a los gobiernos de sus ayuntamientos y los de 12 de las 17 regiones del país.
«Es de esperar que el viaje se haga con inteligencia, austeridad y discreción, toda vez que las polémicas que protagoniza el padre del Rey Felipe VI son siempre utilizadas por los enemigos de la Corona», reclamó el diario conservador ABC.
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